miércoles, 30 de abril de 2008

Hecho en México

Pasión por lo real

por Daniel Link para el IV Congreso de Escritores Latinoamericanos



Lo único seguro como real, nos enseña la filosofía, es la nada. La muerte es el único nombre posible para la libertad pura, y lo único de lo cual no se puede verdaderamente sospechar es el "bien morir"1. Sobre todo lo demás, se nos dijo, debíamos sostener nuestra desconfianza (la imagen es sospechosa como mímesis, como imitación): ¿serían eso y aquél reales o tan solo semblantes, máscaras, fantasmas?
Hay una pasión por lo real identitaria,
que nos obliga, en busca de lo auténtico (esa entelequia) a desenmascarar y destruir. Bien pronto nos dimos cuenta que ese proceso infinito de depuración se parecía mucho a pelar una cebolla: en el centro había nada. Podemos decir, ahora, que hay también una pasión por lo real diferencial y diferenciadora, que se desentiende de los problemas de la autenticidad y se propone más bien construir la diferencia mínima y proponer su axiomática precisamente allí donde hay casi nada. No se trata ya de destruir (heroicamente) las máscaras y los semblantes para revelar lo real, que había estado oculto, sino de descomponer: acelarar la precipitación hacia la nada desde dentro. No se trata ya de sostener una hermenéutica de lo imaginario (la demostración de su carácter de semblante, su destitución y su reemplazo por un real), sino de proponer una analítica de lo imaginario, un discurso riguroso de lo imaginario en lo imaginario.

*

El texto completo, acá.

martes, 29 de abril de 2008

Only in El Salvador



(Gracias Gabriela Trujillo vía Edgardo)

lunes, 28 de abril de 2008

Presentación


El niño Stanton Nº 5
abril 2008
(revista de 88 pp. + plaquette de 36 pp. + CD)
Presentación: martes 29 de abril - 18:45 hs.
Microcine del Centro Cultural Recoleta
LECTURAS: PETRECCA WITTNER MEILLER ARMADA // PROYECCION DEL VIDEO “TRANSFORMER”, de MAX GOMEZ CANLE // MÚSICA EN VIVO EL PONY INFINITO

Sólo se vive una vez

domingo, 27 de abril de 2008

El regreso

Volvimos a casa, volvimos a Lost.

sábado, 26 de abril de 2008

De Xochimilco a Celeste

A la mañana temprano habíamos ido a Xochimilco, a recorrer un poco los últimos canales que quedan en la laguna en la que México se asentó hace tanto tiempo que ya nadie quiere acordarse: excursión fascinante y al mismo tiempo depresiva, porque nos arrojó en las garras del turismo más burdo y previsible. Usamos el sistema de transporte público para llegar hasta allí y para volver lo más rápido posible a las mesas del congreso que aquí nos había traído, lo que nos puso en contacto con un México alucinante, donde la sinrrazón compite con el bullicio, resultado de la manía multiplicativa de este país adorable.
A la tarde, las mesas de exposiciones se sucedieron con la monotonía previsible en un encuentro de este tipo, y el día concluyó con la presentación del grupo Circo Raus, que presentaba una extraña performance titulada "Tiro a blanco", con música encantatoria y una puesta que daban ganas de salir corriendo, lo que efectivamente hicimos cuando vimos que la cosa iba para largo porque el "Tiro a blanco" se refería al proceso de manchado con unas velas negras de unos caminitos de tela blanca dispuestos a tal efecto a lo largo y a lo ancho de uno de los patios del Claustro del ex convento de San Jerónimo.
Teníamos entradas vipérrimas para ir a escuchar a... Dani Umpi, performer uruguayo que había sido convocado por la revista Celeste para la fiesta anual que realiza, y que esta vez sería en un local ubicado en pleno centro histórico, Pasaje América, y que era, tal vez por eso mismo, desconocido para casi todo el mundo.
Una vez localizada la entrada y el urso que la controlaba (por suerte no sabía contar, porque teníamos seis pases y eramos siete personas, y además era rubio, lo que nos permitió desarrollar nuestro desprecio sin miedo de que se nos acusara de racistas), nos fuimos a comer algo en las inmediaciones, porque sabíamos que habría canilla libre de tequila y mejor iba a ser estar preparados para los estragos del alcohol.
Cuando volvimos, a eso de las 23.30 (la convocatoria era a las 22), el lugar no estaba ni remotamente lleno, por lo que estar en el vip no representaba ventaja alguna. Además, los chicos más lindos de la fiesta estaban fumando en la vereda, lo que nos obligó a los fumadores a continuas peregrinaciones hasta la calle, mostrando el sello que en la muñeca nos habían estampado.
Dani Umpi tocó poco y nos pareció que no fue bien comprendido. Pero tal vez el alcohol y los trozos de mango y piña teñidos de chile rojo que servían como bocadillos ya nos habían obnubilado. Entrábamos y salíamos, chismorreábamos, saludábamos gente que nos presentaban. Ahítos de música, de risas y de tequila reposado, estábamos sentados en un sillón, al medio yo, a mi derecha S. y a mi izquierda Jorge (Coque), uno de nuestros más queridos amigos en esta ciudad, cada uno de mis brazos alrededor de sus hombros, cuando fui interpelado por un gigante argentino, muy parecido a Martiniano Molina cuando tenía pelo, totalmente ebrio, desarreglado (la camisa fuera del pantalón, la corbata dada vuelta, el pantalón manchado, la lengua empastada y titubeante) que me preguntó desde su estatura si ésa era la "gay area" (eiria). "Puede ser", le contesté, parándome, para que viera que no me amilanaba su estatura, no superior a la mía, "¿te interesa?". Por supuesto, le interesaba cualquier cosa, y tan borracho estaba que no se daba cuenta de que yo también, como él, participaba de la misma comunidad vergonzante.
Pablo, se llamaba. Le dije nuestros nombres. No sé qué dijo ni cómo llegó a eso ("los únicos que se salvan en el infierno..."), pero de pronto hizo señas con sus manos, agitándolas en sentido paralelo, cada una a aproximadamente veinticinco centímetros de la otra. "¿Querés ver?", le dije, ya indignado por su vulgaridad y el papelón que nos obligaba a hacer ante nuestro amigo. "Sí", me dijo. Intervino S., asegurando con la piedad que lo caracteriza que mis afirmaciones eran totalmente certeras, lo que evitó que nos zambulléramos en no se qué carrera patriótica de comparaciones.
Al rato Pablo se fue, y le pedí perdón a Coque, que se divertía a mares con nuestros intercambios. Pero volvió para preguntarme si yo creía que ese chico de allá, y señaló a un flaquito, era gay. "Seguramente", le dije. Me contestó: "Me encantan los putitos pendejos". Y coronó su gracia preguntándome dónde se podía terminar "bien" la noche. "¿Vos decís para garchar?", simplifiqué. "Sí, para garchar". "Bueno, en la habitación de nuestro hotel, seguramente", dije yo. Pero él quería ir a un sauna célebre. "Es que fue ayer, la fiesta, en ese sauna", le dije (no porque lo supiera, sino para arruinarle el plan: así es la loca mala).
Después lo perdimos de vista (antes intentó manosearme la entrepierna, sin éxito alguno, porque yo seguía sentado) y decidimos irnos, porque temíamos terminar como él, y mucha gracia no nos hacía.
Bajamos con Dani Umpi, quien arrastraba una valija que por poco lo doblaba en tamaño. Intercambiábamos saludos en la puerta cuando llegó otro miembro de la comunidad inconfesable, que venía a ver a Dani "para llevarlo a Costa Rica". Lamentó que su performance hubiera terminado. Intercambiaron mails y entonces me tocó a mí. "A vos te conozco", me dijo. "Puede ser", le contesté, "vivimos en un pueblo". "¿A qué pintores conocés?", me preguntó. Suministré una lista impactante. "¡Ah claro! Yo hice no se qué (es mi memoria) cuando salió Animaciones suspendidas". "Yo presenté en ArteBa el libro de Arturito y Prior". Y bla, bla, bla.
En eso llegó una persona de sexo indefinido que hablaba en inglés: "¿The party is over?" (porque había tanta gente en la vereda, entre ellos dos morochazos mexicanos que yo había mirado fijamente toda la noche, que habían bajado a comerse un paty). Suelto de lengua, yo dije: "Not really, just the best of the party: Dany and us".
Mentía un poco, porque la fiesta de Celeste seguía a todo trapo (¡gracias Vanesa!), pero tenía que irme de ahí con una frase digna de la argentinidad que tanta pena, a veces, nos causa. Tenía en la mano unas calcomanías de Adidas que levanté de un mostrador para regalarle a Martín Kohan, el paladín de la autonomia literaria. Pero eso es tema aparte.

Hay humo en tus ojos

por Daniel Link para Perfil

No hay ciudad que esté a salvo de la manía fascistoide y la maravillosa ciudad de México acaba también de sucumbir a una ley antitabaco. O no, porque por fortuna hay personas destinadas a brindar batalla contra la discriminación. En los últimos días se tramitaron ya 1.067 recursos de amparo en nombre personas físicas que “sienten vulnerado su derecho a consumir tabaco en lugares cerrados y acondicionados para ello, por lo que es necesario crear espacios para fumadores en lugares cerrados y que no afecten a los no fumadores”, según explicó el legislador del partido Alternativa Socialdemócrata Jorge Carlos Díaz Cuervo. Para su compañero de bancada, Enrique Pérez Correa (como para cualquier persona con dos dedos de frente y una capacidad de consideración del prójimo que hoy parece perdida), la Ley de Protección a los No Fumadores, que entró en vigencia la semana pasada, vulnera al menos nueve artículos constitucionales.
Antes de que venza el plazo legal previsto, el próximo 3 de mayo, se presentarán tres mil amparos más. La legislación copia ciegamente leyes similares promulgadas en los Estados Unidos y sus ciudades satélites (entre ellas la hoy ahumada Buenos Aires) . Como ahora no se puede fumar dentro de los bares de México, pero tampoco se puede beber alcohol fuera de ellos, la medida parece un ejemplo pedagógico para ilustrar lo que las corrientes más contestatarias de la filosofía contemporánea han denominado “capitalismo y esquizofrenia”, sobre todo en una ciudad como México, donde es frecuente que las personas caminen por la calle con la cara cubierta con barbijos, por los altísimos niveles de contaminación ambiental. Sobre eso, claro, como sobre el Riachuelo podrido, no se habla.
Hace unas semanas, comentaba mis progresos en la curva decreciente de cigarrillos diarios que consumo con un amigo que había dejado de fumar drásticamente. Me explicó, para mi estupor, que había dejado de hacerlo porque se hartó de que lo miraran mal por fumar y de que lo consideraran, incluso, “grasa” por hacerlo. Hasta en la tortuosa curva de las identificaciones imaginarias la discriminación hace estragos.

jueves, 24 de abril de 2008

Qué quieren que les diga...

Ni LA, ni Frisco, yo me quedo con México.

miércoles, 23 de abril de 2008

Son amigos...

Dos publicaciones suicidas de Venezuela saludan la Argentina. Las revistas caraqueñas Plátano Verde, así como su par literata 2021:Pura Ficción, estarán visitando la ciudad de Buenos Aires desde el 21 hasta el 29 de Abril. Las publicaciones que han hecho marca en el sendero de la comunicación del Siglo XXI, ahora en Buenos Aires. Una agenda que incluye diseño, visuales, música y un par de lecturas feroces.

Viernes 24 de Abril / Presentación revista 2021: Pura Ficción
Las literaturas portátiles y excéntricas tienen su ventana. Una revista breve, bella y efímera. Daniel Link, José Becerra, Andrés Neuman, Efraim Medina Reyes, Pedro Lemebel y más han aparecido en sus páginas.
20 hs en Librería Eterna Cadencia / Honduras 5574

Sábado 26 de Abril/ Chávez no es el único venezolano universal
Diseño + Música + Brindis. Las publicaciones plátanoverde y 2021: Pura Ficción se traen bajo la manga un montón de revistas venecas. Con el estudio NegroNoveau como invitado especial, las revistas Love, Plaza Mayor, plátanoverde, y 2021: Pura Ficción celebran el encuentro con la ciudad de Buenos Aires. En los platos tendremos a Ed Dimmock, Yudo Mode y con toda su belleza, desde Caracas: PIAN.
18:00hs. en El Diente de Oro / Malabia 1311.

Lunes 28 de Abril / Plátanos verdes presentados by Ce Sz
La revista bandera de la movida emergente venezolana toma un espacio en una feria abierta por Ricardo Piglia. A nosotros nos presenta la nunca bien ponderada Cecilia Szperling, guía de aventuras más que maestro de ceremonias. Sin más.
20.30 hs en la Feria del libro de Buenos Aires / Sala Julio Cortázar

martes, 22 de abril de 2008

Culturas

Los angelinos manejan mal, los sanfranciscanos manejan bien. ¿A qué se debe la diferencia? Naturalmente, a la influencia de los beatniks, del hippismo. San Francisco vive a la sombra de un pasado de drogas alucinógenas y las reglas de tránsito han sido concebidas desde (por y para) la marihuana. En Los Ángeles, en cambio, todo es muy blanco, polvo de estrellas, Tarantino.

domingo, 20 de abril de 2008

Pasión por lo real

sábado, 19 de abril de 2008

La canción de la tierra

por Daniel Link para Perfil

Este año fui dos veces al Bafici: se estrenaban sendas películas en funciones especiales que no podía ni quería dejar de ver. Una me gustó más que la otra; entre ambas hay varios puntos de contacto.
Andrés Di Tella presentó El país del diablo, un documental sobre la destrucción de los pueblos aborígenes durante y después de la Conquista del Desierto y sobre los intentos por recuperar una memoria y una identidad perdidas, organizado alrededor de una investigación sobre Estanislao Zeballos. A diferencia de las películas anteriores de Di Tella, El país del diablo (remix de un programa de televisión producido y emitido el año pasado por el canal Encuentro) carece de esa rarísima cualidad en el cine contemporáneo: ser pensamiento en imágenes. Sí, Di Tella salió a buscar imágenes (muchas de ellas muy hermosas) que ilustraran algo, pero es precisamente el surco de ese ya lo que quita al film la grandeza de Montoneros, una historia, Desaparición forzada de personas o Fotografías, donde no había algo ya sabido sino que el saber (o su imposibilidad) se iba constituyendo a medida que la película se hacía. A su manera, El país del diablo funda su pedagogía en una idea del campo como desolación y, como siempre en las películas de Di Tella, hay fotografías, manuscritos, mapas, y uno se deja llevar por el mismo encantamiento del director, cuyo manejo de los ritmos narrativos es admirable. Por su parte, Albertina Carri presentó La rabia, otra película sobre el campo y la desolación, pero no bajo el semblante del desierto sino de la carnicería: los intercambios sexuales y la matanza de animales constituyen los motivos visibles de ese principio de articulación de la película, presente también en los dibujos más o menos abstractos que Carri decidió intercalar de tanto en tanto. Después de Géminis, una película olvidable (y que hay que olvidar), La rabia sorprende por su belleza, su economía de recursos, su intensidad, su inteligencia y su arrojo. Es, como la directora misma lo reconoció, su película más punk y, por eso mismo, muy borderline: está siempre a punto de transformarse en otra cosa y en esa metamorfosis indecisa, indefinida, incompleta, se funda su magnificencia. En las dos películas vuelve, junto con el campo, algo del orden de lo siniestro: la crueldad de los coleccionistas de cabezas arrancadas a los indios que muestra Di Tella, o la crueldad como efecto de una ecología que sobrellevan de los personajes de Carri. En un caso y en otro, la terra trema.

Beverly Hills

Por supuesto, una vez que uno se acostumbra a Los Ángeles, la ciudad se vuelve progresivamente encantantadora. Trucos: no usar nunca las autopistas, esa peste, y manejarse por las avenidas que atraviesan la ciudad. En dos días uno termina orientadísimo como en Buenos Aires, porque todo es muy cuadrado y, con la ayuda de un mapa, se puede llegar a cualquier parte. Hoy, al término del congreso, nos fuimos rapidito para llegar a ver la puesta de sol desde Mulholland Drive.

viernes, 18 de abril de 2008

Jóligu

Las personas que viven en Los Ángeles tienen opiniones diversas sobre la ciudad. Para algunos, es el único lugar en el que pueden sentirse "no exteriores" porque no hay angelinos que no vengan de otra parte. Para otros, es una ciudad agotadora e imposible de conocer cabalmente.
Para el visitante casual, es como haberse quedado dormido y haber sido capturado por un agujero de gusano para despertar en un mundo bizarro. Los Ángeles es básicamente horrible, pero a tal punto que escapa a las categorías habituales del gusto. De tan trash, ni siquiera podría reconocérsela kitsch.
Naturalmente, como todo el mundo sabe, no se puede andar sin auto en Los Ángeles. Por fortuna, ahora los alquilan con dispositivos de gps, que guían al más ignorante conductor de un punto a otro y que, cuando uno se equivoca al doblar, vuelve a calcular el itinerario en un par de segundos.
El primer día, en el bar del hotel donde fuimos generosamente hospedados por la Universidad del Sur de California, me hice amigo de un chico, encantado de saber que yo era argentino ("beautiful country"), que, naturalmente, era un realizador de cine independiente y además tocayo. Creyó (un poco porque mi inglés no es muy preciso y otro poco porque me divirtió que la confusión se prolongara) que yo era un escritor de guiones. Le dije que tenía que venir a nuestro Independent Film Festival y me pidió que le escribiera porque le encantaría presentar sus películas en Buenos Aires. "It's a deal", le dije. Como además me acompañaba el artista del momento, que acaba de ganar un premio europeo, pudimos sostener la patraña tan bien como Travolta en Get shorty.
Anoche (en fin: a las 18.45 era la hora pautada) fuimos a comer con todos los participantes del seminario a La Bruschetta, un italiano de Westwood Boulevard (1621), donde nos sorprendió la calidad de la cocina. Comparábamos, cada uno de nosotros, la estrellas de la pantalla con las que nos habíamos cruzado.
Gonzalo Aguilar estaba feliz porque había visto a Alfred Molina e insistía en que era el encuentro mejor, pero nosotros no queríamos dar el brazo a torcer porque habíamos visto a Drew Barrimore subir a una limousina en Rodeo Drive, acompañada de un hombre y una mujer que, evidentemente, la cuidan de los extraños. Alguien había visto a De Niro, pero hace años, y en Nueva York. Si nos ponemos retrospectivos, dije, yo lo vi a Dany De Vito en Berlín hace una década. En esa competencia estúpida estábamos inmersos mientras comíamos los postres, cuando S. descubrió que salía del fondo del salón esa actriz que actuaba en esa serie de Sony (no pienso verificar los nombres) sobre una revista de modas, Blush. Ella era la editora ex-modelo y drogota. Últimamente, se la ha visto en esa serie que es sobre un día de bodas (Big Day, creo que se llama), haciendo de la madre de la novia, y también allí tenía un pasado levemente dominado por los alucinógenos. Por suerte el dueño del restaurante la detuvo para saludarla (se ve que es habitue del lugar), porque de otro modo no habríamos podido indentificarla. No habíamos salido de nuestra excitación cuando ya estaban levantándose de otra mesa el senador de X-Men, al que Magneto transforma en hombre-ameba. Como se detuvieron a saludar a otros comensales, nos fijamos bien y vimos que había en esa mesa un anciano que identificamos como uno de los viejos de Cocoon (no el protagonista, sino uno de sus amigos), muy desmejorado, acompañado de otro señor con peluquín que debía de ser una estrella pero que no conseguimos individualizar (1).
Yo sé que no es demasiado, pero para apenas dos días de estancia me doy más que satisfecho con nuestros encuentros: las celebridades existen, salen a comer y se dejan ver para probar a las masas que sueñan con llegar a algo en el mundo del espectáculo que, con un poco de esfuerzo, ellos también podrán ser reconocidos incluso por ciudadanos de países de tercer mundo como nosotros.

(1) Actualización: estaba también el hermano de Stallone.

lunes, 14 de abril de 2008

Para Elena


Segunda edición corregida y aumentada a cargo de Daniel Link
Fotografía de tapa: Sebastián Freire

Rojas en llamas

De acuerdo a los reclamos de los trabajadores del Centro Cultural Ricardo Rojas (UBA) por el pase a planta permanente de empleados, el pago de contratos adeudados y el reconocimiento de las tareas de riesgo para los técnicos que afectó el normal desempeño de la actividades del Rojas, el Director de dicho centro Dr. José Miguel Onaindia presentó su renuncia al cargo como apoyo al reclamo legítimo de los trabajadores y por la falta de una respuesta favorable al conflicto. La renuncia no fue aceptada por el Rectorado al mismo tiempo que no se ha dado solución al conflicto laboral y en tanto la destacable gestión del Dr. Onaindia peligra su continuidad por cuestiones burocráticas. Es por ello que algunos de los representantes de la Cultura nos dirigimos al Rector de la Universidad y a la opinión pública con el siguiente apoyo a la gestión de José Miguel Onaindia.

En el caso de adherencia, por favor copiar el texto de la carta más abajo en un mensaje de correo electrónico, firmar con su nombre y apellido, y difundir entre sus allegados. Asimismo por favor enviar una copia del email a info@amigosdelrojas.com.ar.

Al Rector de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Rubén Hallú;
A la opinión pública:

Expresamos nuestro reconocimiento a la excelente gestión realizada por José Miguel Onaindia como director del Centro Cultural Rector Ricardo Rojas, que en un año logró ubicar a esa institución en un primer lugar dentro de la actividad artística y de capacitación del país. Lamentamos que cuestiones burocráticas impidan que continúe una labor destacable para el desarrollo de nuestra cultura, ejemplo de respeto de la diversidad y del desarrollo social de nuestra comunidad.

Adhieren las personalidades de la cultura abajo firmantes:

Edgardo Cozarinsky
(siguen las firmas)

domingo, 13 de abril de 2008

La Nación no gana para sustos

Kawabata: el abrazo del abismo

Por Mario Bellatin para ADN*

A propósito de la publicación de Kioto (Emecé), novela hasta ahora no públicada en español, del autor japonés Premio Nobel de Literatura 1968, el escritor mexicano Mario Bellatin reflexiona sobre la desnudez de un mundo cerrado sobre sí mismo, en el que la ficción le debe muy poco a la realidad.

¿Qué puede pasar con esa totalidad sospechosamente admitida que la convención crítica llama con resignada etiqueta clasificadora "literatura japonesa", si alguien decide erigir una cámara de vacío a su alrededor? ¿Qué pasaría si los hilos sentimentales que se crean alrededor de la idea de determinada escritura se deshicieran en el vacío? Quizá sea este el mecanismo retórico que Yasunari Kawabata creó para obligar a una literatura a reescribirse a sí misma.
Da la impresión de que no realiza exactamente una ruptura, una transgresión o un quiebre, sino que crea una aureola invisible y persistente que borra todo lo escrito sobre ese cuerpo aparentemente atrapado en una teoría. Borrarlo como para obligarlo a escribirse otra vez, sin que lo ya escrito desaparezca.
Me parece que ese es el punto fundamental de quiebre que hace de Yasunari Kawabata uno de los mayores exponentes de la modernidad japonesa. El borrado de Kawabata, por llamarlo de alguna manera, parece tener como fin hacer aparecer toda una tradición literaria a partir de una desnudez implacable, no vista quizá desde la aparición del Genji Monogatari.
Algunos europeos de la segunda mitad del siglo XX afirmaban que el Oriente les era indiferente, que solo les proporcionaba un conjunto de rasgos cuyo despliegue, ese juego inventado, les permitía privilegiar la idea de un sistema simbólico desconocido, enteramente distinto. Lo que puede advertirse acerca de Oriente no son otros símbolos, otra metafísica, otra sabiduría: es la posibilidad de una diferencia, de una mutación, de una revolución en la articulación de los sistemas simbólicos. Esa revolución sería el hecho de que Japón dispara o propicia determinada situación de escritura, que Kawabata, con su infatigable diálogo con la cultura occidental, parece reconocer perfectamente. Es tal vez por esa razón, por haber creado esa especie de cámara de vacío alrededor de lo que se considera japonés y haber dejado en la nada cualquier expectativa práctica que se pueda tener ante una literatura semejante, que para algunos críticos contemporáneos -cito el caso de Alan Pauls- se les hace difícil reconocer a Yasunari Kawabata como a un escritor. Alan Pauls afirma que desde hace algunos años no hace más que leerlo y aquello que sabe de él le llega por escrito. Y, sin embargo, no hay caso, no consigue verlo del todo como a un escritor. Su identidad -la identidad literaria Kawabata, por denominarla de alguna forma- no es otra cosa que un trompe l oeil, una especie de alias, la impostura que Kawabata ha venido poniendo a punto con el tiempo para llegar al límite, colmar el vaso de su propia comedia y desenmascararse y revelar por fin qué diablos era esa otra dimensión con la que flirteaba pero en la que nunca terminaba de instalarse.
Más de una vez Kawabata dijo, eso puede leerse en sus diarios y en la correspondencia que mantuvo con Yukio Mishima, que la clave de su obra era crear mundos propios, universos cerrados, que solo tuvieran que rendir cuenta a la ficción que los sustenta. Todos sus libros acatan esa ley al pie de la letra, a pesar de que busque disimularlo apelando a un falso realismo.
Hay mucho para admirar en la literatura de Kawabata: un arte diabólico de la construcción, un humor exhausto -especialmente en ese homenaje a la miniatura que es Historias en la palma de la mano -, un tratamiento de la lengua elegante y anoréxico, dado por igual en las distintas modalidades que utilizaba para escribir. Pero hay una destreza más fina, más invisible, que es quizá lo que la ate profunda, estéticamente, al arte japonés: es su talento para el contorno. No hay artista del fragmento -Yasunari Kawabata lo es siempre, aunque lo enmascare en textos en apariencia lineales como El sonido de la montaña - que no sea un maniático del encuadre y el delineado. Kawabata no es una excepción. Sus fragmentos siempre abiertos son a la vez formas herméticas, ensimismadas, en virtud de ese orillado de calígrafo con el que nuestro autor los circunscribe. Una vez más la literatura tiembla: ¿y si escribir fuera solo la modesta antesala de una pasión pictórica?
Porque también podríamos acercarnos a la obra de Yasunari Kawabata desde la aseveración de que literatura es aquello que ocurre entre la palabra y el silencio. No es un decir ni un callar sino un estado intermedio, acaso un murmurar vacíos. Está escrita y, sin embargo, valen tanto las palabras como los espacios blancos entre ellas. Los gritos terminan, los silencios se extienden. La literatura, libre de discursos, abraza el abismo. Se escribe para expresar lo menos. Se mira el mundo para acotar su ruido, no para retratarlo. Se hace literatura para extinguirla, no para prolongarla. No obstante, la literatura nunca muere. Está hecha de palabras y las palabras siempre significan. Toda literatura dice. Por lo mismo, para callar es necesario batirse en su contra. Entonces la novela agonizará hermosa, silenciosamente.
Pareciera como si Yasunari Kawabata fundara su obra desde prohibiciones extremas. Desea desaparecerlo todo, y para ello actúa negativamente. El mundo es el ruido y, por eso mismo, no debe ser retratado. Todo él está prohibido. Puede existir como eco o espejismo, pero no como realidad o escándalo. Hay humanos, lugares y emociones solo porque antes atravesaron el umbral de la literatura y son ahora personajes, atmósferas, obsesiones. Todo es literatura y esta se encuentra también prohibida. Tabú capital: no se explotará lo típicamente literario. Solo el vacío es permisible, pero incluso este debe ser acotado. Minimalismo extremo -vuelvo a Historias en la palma de la mano o a La casa de las bellas durmientes -, pronunciar el abismo con silencio.
Muchos de los relatos de Yasunari Kawabata se dividen en párrafos aislados. Como en general nunca son demasiado largos se producen blancos sobre el papel. Por lo tanto uno tiende a considerar que cada párrafo consiste en un momento particular de la historia o una nueva escena aislada e independiente, pero esta impresión visual choca con la naturaleza del discurso, cuya reticencia narrativa, junto con su predilección por las situaciones genéricas, o más bien generales, aunque inevitablemente unidas por la escasez de elementos y la parquedad de las acciones, tiende a la concentración. El resultado es un vacío persistente y un enigma, digamos, conceptual.
La obra de Yasunari Kawabata no dialoga con el mundo. Ni con las ideas que sobre Oriente tienen ciertos intelectuales occidentales, ni con la idea de cámara de vacío puesta alrededor de lo que se considera japonés. El mundo no importa. Existe algo parecido a él, bajo la forma, valga la redundancia, de literatura japonesa. Todo ocurre en espacios nulos, en atmósferas tan bien delineadas que no parecen alcanzar el apelativo de contextos. Es uno de los pocos escritores que creo han logrado esta sensación por medio de una especie de sobresaturación de elementos y de detalles.
Es muy posible que en la obra de Yasunari Kawabata empecemos como lectores y terminemos como espectadores. Hay, en principio, una escritura que leemos tradicionalmente. Transcurren las primeras páginas y ya notamos lo obvio: el lenguaje dice poco. El texto está escrito pero apenas por accidente. Podría ser un artefacto visual, y, de hecho, lo es por debajo de las palabras. Sus obras son tan plásticas como literarias. Hay palabras e imágenes, sobre todo imágenes que se valen de las palabras. Así funcionan, usualmente, sus dispositivos: fija una imagen maestra y ya solo se ocupa de combinarla o destruirla. No hay drama sino composición. Todo movimiento es sustituido por una estética estática.
Se podría describir las obras de Yasunari Kawabata como pequeños laboratorios en los que se exponen para la mirada uno o varios rasgos que construyen a un personaje como un ser de novedad y que se presenta en el texto con fines informativos. El otro elemento es el fragmento. A partir de la estética del fragmento se prefigura un mundo siempre acumulativo y, al mismo tiempo, desjerarquizado de la novela en la que se eliminan paulatinamente los parámetros clásicos y las relaciones de causa-efecto. Quizá por eso la obra de Kawabata tenga ese carácter universal y pueda ser leída en distintas épocas y en diferentes contextos.
Baste leer, y para concluir esta aproximación, el fragmento final del Diario de un muchacho. Como sabemos, en estas páginas finales el protagonista, ya llegado a la juventud, se sorprende a sí mismo luego de redactar, se supone que en un estado de conciencia alterado, determinado texto que dice esto: "Quizás el aporte más significativo de nuestro líder, el legendario protagonista de este relato, fue la pretensión de sistematizar sus conclusiones. Los últimos años de su vida los dedicó a describir las formas de un dolor que para muchos solo se presenta en su aspecto negativo. Aquel texto fue destruido por las autoridades del Imperio durante los años más duros de la hambruna que asoló la región central a fines del siglo XVI. De la lectura de las telas bordadas, que en secreto confeccionaron los seguidores inmediatamente después de la destrucción del manuscrito, llaman especialmente la atención las reflexiones que produce el estudio de la cámara oscura. En ellos se plantea la duda sobre si la verdadera imagen se encuentra en el instante en que se genera, o en sí misma".

*Querido L: te quería informar que ayer en ADN salió una nota mía sobre kawabata...envié la nota con un pie de página donde decía que había sido hecha con la técnica de copypaste (copyright 2008), pie que no apareció lamentablemente...es que para responderme una serie de preguntas hice ese texto juntando una serie de fragmentos que distintos críticos han hecho sobre mis libros..cambié la palabra bellatin y le puse kawabata, cambié el nombre de algunas obras y yastá... salió un artículo estupendo sobre kawabata, impecable en su verosimilitud y certeza cosa que, entre otras cosas, nos demuestra que sólo hay una palabra, que siempre se puede hablar sólo de lo mismo.... el texto completo es sólo un melange de panesi, lemus, glantz, schettini, pauls, goldchluck y ollá laprune, quienes -como demuestran los comentarios de la versión electrónica del diario que califican el artículo de brillante y espléndido- han escrito sin saberlo de manera excepcional sobre kawabata... creo que se trata de una reapropiación... así como los críticos se sintieron con el derecho de escribir sobre mis libros así yo recupero las palabras que mis libros generaron, ¿la propuesta queda validada? ..eso me hace recordar al asco que nos causa un pelo suelto y el placer de una cabellera sedosa... Mario**

**Después de Bolivia construcciones, La Nación no gana para sustos.



sábado, 12 de abril de 2008

Bafici

Este año fui dos veces al Bafici, ayer y hoy, lo que significa sólamente que tengo dos amigos que estrenaron películas (y no uno solo, como el año pasado). Hoy estuve a punto de agarrarme a patadas (¡yo, tan luego yo!) con tres (3) seguridad y un descerebrado que corta entradas. A un seguridad le rogué, por poco, que me pegara ("¿Me querés pegar? Dale, pegame": a veces me doy tanta vergüenza), para poder hacer un escándalo mayúsculo. La cosa no pasó a mayores. Si tuviera tiempo, escribiría algo así. No, no es una cuestión sólo de tiempo, sino de energía: estos chicos deben sentir un amor por el cine que a mí me ha abandonado hace ya tiempo. Y ellos no odian verdaderamente al Bafici-Abasto. Son hasta capaces de soñarlo mejor.
La excursión, al menos, me sirvió para comprarme unas medias que me venían faltando.


Los adioses

por Daniel Link para Perfil

Punto de vista, la revista que Beatriz Sarlo dirigió durante los últimos treinta años, está en la calle. Es el número 90, y es el final. En el texto de despedida que abre el último (definitivamente último) número de Punto de vista, Sarlo se explaya sobre los que considera fueron los aciertos de la revista, sus momentos de viraje y, finalmente, sus incapacidades: "Una revista tiene que (...) ser, al mismo tiempo, un instrumento preciso y nervioso... una revista no puede encarar el presente con intermitencias ni confiar en un capital acumulado... Una revista independiente nunca puede descansar ni sobre su pasado ni sobre lo que cree saber de su presente... Ese impulso tenía un fondo colectivo que hoy percibo debilitado, distraído."
De Beatriz Sarlo se podrán decir muchas cosas, porque es una figura pública y porque gusta de instalarse en la incomodidad de las contradicciones que la constituyen, menos que sea autocondescendiente. Su texto de despedida termina precisamente con una renuncia a la autocomplacencia: "Una revista que ha estado viva treinta años no merece sobrevivirse como condescendiente homenaje a su propia inercia".
Yo crecí leyendo Punto de vista, y muchas veces sus opciones estéticas, políticas, temáticas y formales no coincidieron con las mías, pero eso nunca me impidió reconocer la grandeza de un proyecto que quería involucrarlo todo y que, ya fuera para estar de acuerdo o para disentir, nos servía como dispositivo para señalizar un campo de problematización.
Después del amargo responso de Sarlo, ahora nos toca a nosotros debatir qué salió mal. E
s el turno de las despedidas que hubiéramos preferido eludir, y de la pena que, cada vez más, nos recuerda a la muerte.

viernes, 11 de abril de 2008

Invitación

miércoles, 9 de abril de 2008

Cuéntame tu vida

1.
LA ASOCIACIÓN ESTACIÓN PRINGLES convoca al Premio literario “Indio Rico”, edición 2008 .
2.
PUEDEN OPTAR A ESTE PREMIO autores argentinos entre 18 y 35 años de edad, nacidos en la Provincia de Buenos Aires o con un mínimo de 3 años de residencia en la misma.
3.
EN ESTA EDICIÓN se premiará un trabajo en el género autobiografía, en idioma español.
4.
EL PREMIO consistirá en la publicación del trabajo ganador, a cargo de ESTACION PRINGLES. A criterio del Jurado podrán otorgarse dos menciones especiales por las que se entregarán diplomas.

martes, 8 de abril de 2008

Dura lex, sed lex

La Corte habilitó a Patti para asumir como diputado

El tribunal aceptó un amparo de su defensa; el ex comisario está detenido en Marcos Paz por delitos de lesa humanidad; sus allegados dijeron que el ex intendente debería quedar libre "de inmediato"; se abre un fuerte debate por los fueros.

domingo, 6 de abril de 2008

¡Ar-gen-ti-na, Ar-gen-ti-na!

3some

sábado, 5 de abril de 2008

Identificaciones imaginarias

por Daniel Link para Perfil

El acontecimiento, nos enseña la filosofía, es del orden de lo imprevisto. Hay acontecimiento político cuando irrumpe lo real, lo indeducible, lo que rasga las máscaras y desacomoda los semblantes. Lo real, se nos dice, es esa irrupción de lo innombrable, y por eso mismo nos arrastra.
Ante una irrupción semejante hay proliferación de identificaciones imaginarias (¿cómo nombrar eso que no tiene nombre y que, por eso mismo, nos resulta siniestro?). Como sabemos que somos insignificantes en lo económico y en lo geopolítico, los argentinos nos imaginamos significantes en lo discursivo. Pronunciamos figuras de discurso, intercambiamos figuritas de lo Imaginario: "oligarquía", "fascista", "republicano", "pulpos", "guerra civil", "golpista", "popular", "redistribución" y, sobre todo, "peronista" y "gorila", hemos oído en estos días. Para algunos, hay irresponsabilidad en esas palabras. Para mí, hay pasión, y eso las justifica (aunque no las legitime). En el imaginario que habitamos están esas figuras y la irrupción de lo impensado, lo imposible, lo imprevisto, lo siniestro, las agita y las mezcla en una danza dionisíaca.
En el orden de las identificaciones (narcisistas) imaginarias todo responde a la lógica del "me gusta...., no me gusta...".
No me gustan las polarizaciones, siempre trascendentales, entre el Uno y el Dos (la guerra). Me gusta lo real entendido como multiplicidad y como juego de intercambios y conexiones repentinas. Me gustan las adhesiones críticas, no me gustan las adhesiones incondicionales. No me gustan las nociones heroicas de victoria y derrota, me gusta que en los debates todos pierdan algo.
Me gusta el campo, con todas sus implicaciones (incluso las más románticas, las más anacrónicas, las más "poéticas"). No me gusta la explotación agropecuaria y, en particular, no me gusta la soja transgénica (que no como), y me repugnan las granjas avícolas y los criaderos de pollo (que no como). No me gustan las personas capaces de tolerar aberraciones semejantes ni las corporaciones que dañan irremediablemente la tierra, en nombre de una rentabilidad suicida a largo plazo.
Me gustan las manifestaciones espontáneas apoyando reclamos que tal vez no me gusten. No me gusta que se acuse de golpista a cualquiera que manifieste contra un gobierno determinado, ni me gustan los golpistas que aprovechan cualquier coyuntura para hacer oir sus voces miserables. Me gusta la dimensión trágica del imaginario de D'Elia, no me gusta el uso de ese imaginario como fuerza de choque por parte de un gobierno cualquiera.
Me gustan la crítica y el ejercicio de la imaginación, no me gustan las demostraciones de fuerza vacías de otro sentido que el triunfo de la voluntad. Me gustan las pasiones sostenidas apáticamente.
Me gustan algunas cosas del peronismo, y otras no (procuro prescindir del imaginario peronista para pensar la política). Me gustaría no equivocarme nunca, pero más me gusta poder reconocer mis errores. Me gusta la lógica formal de la redistribución, pero más me gustan los proyectos concretos de redistribución, que le darían sustancia. Me gusta la intervención estatal en las cosas de este mundo, pero más me gusta un estado capaz de desarrollar políticas concretas para el campo, la educación, el transporte, la salud pública, las comunicaciones, la producción energética. Me gustan los planes quinquenales, no me gustan la intimidación, el chantaje y la corrupción como herramientas políticas.
Me gusta el arte experimental. A la política, le exijo dinamismo, imaginación, generosidad y sensatez.

miércoles, 2 de abril de 2008

Gala del audiovisual gay y lésbico

por Julia García Higueras para Diario Córdoba

El segundo Festival internacional de cine gay lésbico de Andalucía Idem otorgó anoche sus premios en el Gran Teatro de Córdoba y encumbró a la película Spinnin (6.000 millones de personas diferentes) como triunfadora de la noche, al recibir la consideración de mejor largometraje de ficción (6.000 euros) y de mejor actor, a Alejandro Tous.
La cinta, rodada en la capital de España por el madrileño Eusebio Pastrana, cuenta la historia de Omar y Gárate, una pareja de gays que quieren ser padres. El filme ha gustado en Australia, Canadá y Estados Unidos y busca distribuidor para llegar al gran público. Pastrana subraya que su filme es "una celebración de la vida, un cuento para adultos que habla sobre cómo se construye una familia y sobre la amistad".

SABOR CORDOBÉS El premio del público al largometraje (600 euros) recae en el cordobés Antonio Hens y Clandestinos , una película producida por Juan Luis Galiardo que ha supuesto el debut en el largo de este cineasta con una reconocida labor como cortometrajista a sus espaldas. Clandestinos , estrenada comercialmente en febrero, ha recibido críticas de las víctimas del terrorismo, la Guardia Civil y el PP. El galardón del público al mejor corto (300 euros) es para El patio de mi casa , de Pilar Gutiérrez.
Otros galardonados han sido el islandés Brímur Hákonarson, con el corto Wrestling (3.000 euros). En la categoría del largo documental (premio dotado con 5.000 euros) comparten reconocimiento Improvisamente L´Inverno Scorso , de Gustav Hofer y Luca Ragazzi; y Saving marriage , de Mike Roth.
El premio RTVA al mejor cortometraje andaluz (3.000 euros) se lo lleva Flores de invierno , de David Martínez. Como mejor actriz se ha considerado a Pilar Alonso, por Dos miradas . El premio Joven creador andaluz (1.500 euros) va a las manos de María Núñez por Entre tú y yo.
El premio Córdoba de cine que concede la Córdoba Film Commission de la Diputación (1.500 euros) quedó desierto, al igual que los accésits de fotografía (400 euros cada uno). El primer premio de fotografía (1.500 euros) es para Damas de la noche , de Luis G. Quintanal Cabriales; el segundo en esta modalidad (800 euros), para Transretratos , de Nuria López Torres.
En la categoría de videoarte (2.000 euros) se distinguió el trabajo Rainbow del argentino Sebastián Freire. El jurado estuvo presidido por David W. Foster e integrado por Ana Turpin, Esther Bendahan, Leopoldo Alas y Carlos Vega. Así quedó el palmarés de este festival de cine organizado por Entiendes, Colega y el Ayuntamiento de Córdoba.
La gala, presentada por el periodista Francisco Gómez Zayas, contó con las actuaciones musicales del grupo Uke y de Cristina Rosenvinge, y asistieron Alejandro Tous y Antonio Hens. Fue la guinda a 9 días de programación en los que se ha homenajeado a Ventura Pons y han tenido cabida conferencias, estrenos y encuentros con autores*.


*Muy comentadas fueron las emotivas palabras de Freire, quien además de agradecer a CasaBrandon, que encargó el video y lo estrenó mundialmente, al Centro Cultural España de Buenos Aires por haber posibilitado su viaje, y a los modelos que posaron para las fotografías, dedicó el premio a su pareja.

La hija de Alicia Kirchner se investiga a sí misma

(Crítica, 02.02.2008)
Natalia Mercado, la hija de Alicia Kirchner, se investigará a sí misma en la causa por la adjudicación a precio regalado de tierras en El Calafate. El expediente se abrió en febrero por una denuncia del abogado radical Álvaro Lamadrid, quien pidió que se indagara la venta de tierras fiscales en esa ciudad. Su presentación incluía un pedido de recusación contra Mercado, quien está a cargo de la fiscalía de instrucción en El Calafate.

Sucede que la sobrina del matrimonio presidencial es una de las adjudicatarias de un terreno de 592 m2 pagado a $7,50 cada metro. Sin embargo, el juez local Carlos Oscar Narvarte la ratificó el lunes como fiscal a cargo de la investigación. Ayer, Lamadrid se apuró a presentar un recurso de apelación.
Entre el 31 de octubre y el 10 de diciembre pasado, cuando tuvo que dejar la intendencia, Méndez repartió 40 mil m2 de tierras fiscales a empresarios ligados al matrimonio Kirchner.
El ex intendente, que ahora es diputado provincial, ya fue protagonista de un escándalo el año pasado cuando se publicó una lista de beneficiados por la adjudicación de grandes terrenos de la municipalidad a costo mínimo.
En esa lista se destacaban la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, su marido Néstor y un centenar de parientes y amigos del kirchnerismo, entre los que figuran Natalia Mercado y su hermana Romina.

Un plan nacional agropecuario

por Claudio Lozano para Crítica de la Argentina

La experiencia de la sociedad argentina corre el riesgo de quedar entrampada en las telarañas de dicotomías y contradicciones del pasado, que nada tienen que ver con la situación que hoy atravesamos.
Este es final anunciado si se persiste en la intención de enmarcar el conflicto que viven y sostienen los pequeños y medianos productores agropecuarios bajo la lupa de una confrontación que reproduce la lógica de pueblo versus oligarquía o movimiento nacional versus unión democrática.
No porque no exista el pueblo sino porque lo que no es cierto es que quien gobierna exprese una verdadera experiencia nacional y popular. Tampoco porque no haya oligarquía, sino porque sus formas de aparición y expresión nada tienen que ver con el pasado.
Asumir dicotomías perimidas, que no dan cuenta de las nuevas formas que adoptan los sectores dominantes ni de las nuevas manifestaciones de la experiencia popular conduce, irremediablemente, a divisiones innecesarias, a discutir lo que no hay que discutir y a confrontar a quienes no deberían estar confrontados. Parece no haber capacidad para entender que la consolidación del modelo sojero en el campo argentino ha planteado nuevas contradicciones y gestado condiciones de conflictividad en las que los pequeños y medianos productores adoptan niveles de disputa inimaginables para la historia agropecuaria argentina.
Parece no poder asumirse que en la Argentina sojera y desindustrializada, las pequeñas y medianas empresas industriales pierden protagonismo a favor del pequeño y mediano productor rural, transformando a éste en un sector social mucho más comprometido con la construcción de una sociedad más justa.
Parece no poder entenderse tampoco que la expresión del poder económico en el campo ha desbordado los límites institucionales de la vieja y reaccionaria Sociedad Rural para hacer emerger nuevos agrupamientos empresarios (como AAPRESID) donde conviven los nuevos pools de siembra con aquellos grandes propietarios que representan casi el 70% de la producción de soja.
Las dicotomías del pasado, aplicadas al presente, llevan directamente a la incomprensión de todo. Parece olvidarse que Krieger Vassena fue un paladín de las retenciones y cualquiera sabe que Onganía no tenía como objetivo una propuesta distributiva. Hoy, el objetivo de las retenciones es garantizar el pago de la deuda pública y la compra de divisas para sostener el dólar que necesitan los grupos trasnacionalizados de base industrial.
Resulta inaceptable que, para capturar más renta del modelo sojero, se disfrace con el ropaje de movimiento nacional a los intereses de Techint y Repsol. No estamos observando maniobras especulativas que interrumpan la liquidación de divisas o que desabastezcan en base a prácticas monopólicas las góndolas de nuestro país. No son las herramientas de los grandes consorcios las que definen las manifestaciones agropecuarias de hoy.
La herramienta es el corte que pone en la ruta los instrumentos de trabajo de quienes trabajan en el campo y es eso lo que ha impactado en términos de puebladas concretas en el interior del país.
No se trata de hacerle el juego a Techint y Repsol presentándolos como la expresión del nuevo modelo nacional y pidiendo sólo retenciones. Se trata de recuperar la soberanía alimentaria y mejorar el poder adquisitivo de nuestro pueblo, en el marco de un nueva estrategia económica que formule un Plan Nacional Agropecuario capaz de replantear el modelo sojero consolidado en el país.

martes, 1 de abril de 2008

Parte de prensa

(Córdoba, Andalucía) Hoy al mediodía, hora local, fueron anunciados en conferencia de prensa los ganadores de la segunda edición de Idem Festival de Cine Gay y Lésbico de Andalucía, el de mejor dotación de toda Europa en su categoría.
Los premios serán entregados esta noche a las 21 en el Gran Teatro de Córdoba, acto para el cual ya se agotaron todas las localidades. Entre los ganadores, cabe destacar el primer premio obtenido por el fotógrafo argentino Sebastián Freire en la categoría Videoarte por su obra Rainbow, ya aclamada en otros festivales. Freire, que estuvo presente en la conferencia de prensa, agradeció a todos los que colaboraron con su proyecto. En Buenos Aires, ciudad donde reside, se lo espera con ansias para iniciar festejos que durarán varios días.