domingo, 30 de noviembre de 2008

Un cuento infantil

¿Hay exterior? ¿Hay mirada exterior? ¿Hay afuera en relación con la mirada? ¿Es la intemperie un más allá de lo que somos? ¿Y lo que somos, es el resultado de una dialéctica de uno y lo otro, lo otro y lo mismo? Kafka escribe su deseo de "ver a través de la ventana campos de caña de azúcar y cementerios mahometanos". "Sólo quiero irme de aquí, solamente irme de aquí", se lee en uno de sus relatos incluidos en La muralla china. ¿Se puede?

*
Tómese un lugar cualquiera, completamente al azar. O mejor aún, para que no parezca que el azar ha sido falsificado (conocemos el sentido de la expresión “la mano de Dios”), elíjase el lugar más remoto, el más exterior (¿respecto de qué? Respecto de todo lo conocido, naturalmente). Digamos, por ejemplo, el Sahara, ese lugar donde el sol calcina la piel y el aire congela la sangre, al mismo tiempo. "El paisaje", pensaba Saint Exupéry, "más hermoso y el más triste del mundo".



"Fue aquí donde el principito apareció sobre la Tierra, desapareciendo luego". En las últimas líneas de El Principito, el aviador nos pide que lo miremos atentamente "para que sepan reconocerlo, si algún día, viajando por África cruzan el desierto". Seria difícil equivocarse, aunque el dibujo de Saint Exupéry omite una de las dos estrellas que alumbran un Sahara que, cada tanto y durante varias noches, desconoce la luna:


Foto: Sebastián Freire

"Deténganse un poco, precisamente bajo la estrella", pedía Saint Exupéry. Desde que tenía cinco años quise hacerle caso, para ver qué pasaba (delirios de identificación narcisista).


Foto: Sebastián Freire

Es, efectivamente, el cielo más hermoso del mundo. La galaxia entera con sus planetas mayores y menores, con sus rosas, sus corderos y sus príncipes, sus reyes y sus faroleros, sus contadores y sus volcanes extinguidos se vuelca en un chorreo astronómico como ningún planetario nunca podría registrar.

Foto: Sebastián Freire

Por supuesto, no pasó nada. Ningún milagro que pudiera comunicar al aviador. Ningún niño de cabellos de oro, en todo caso.

Foto: Sebastián Freire


*

En el medio del Sahara (quiero decir, perdido entre sus dunas y sus montañas de piedra y sus caminos que se borran cada día, y cada día se reinventan nuevamente, donde el desierto pierde el centro y se hace pliegue y parece que el espacio liso se rinde a la civilización, de nuevo), hay un oasis (uno de los seis que caen bajo jurisdicción egipcia), llamado Bahariya. Ningún espejismo: se trata de un villorio miserable de 42.000 habitantes apiñados.




Fotos: Sebastián Freire

En Bahariya hay un supermercado, por el que pasan las caravanas que van hacia el desierto, para aprovisionarse. Todo es muy vulgar, muy tópico, muy estereotipado: el colmo del esnobismo es esa suerte de turismo rústico.
Pero basta con tensar un poco más la cuerda, o con dejar vagar la mirada o con abandonarse al pliegue de lo otro en lo mismo y de lo mismo en lo otro para que algún milagro se produzca: tan afuera, tan afuera, que uno dio la vuelta entera y ya no sabe de qué lado del espejo está mirando el mundo.


Foto: Sebastián Freire

sábado, 29 de noviembre de 2008

Programa de humidificación ambiental



La espía del Mossad por cuya culpa quedamos varados en Cairo nos envió credenciales falsas por una compañía privada de correo, gracias a las cuales nos convertimos en miembros de una comisión internacional de supervisión del Programa de Humidificación Ambiental que desarrollan conjuntamente el gobierno norteamericano y el gobierno egipcio.
Se trata de un programa experimental de terraformación en el cual confluyen los intereses de la NASA, con su manía por conquistar Marte, y de Egipto, que ya no tiene dónde ubicar más gente en el valle del Nilo, agobiado por ochenta millones de habitantes. El programa toma como objeto al Sahara entero (que hace años ha dejado de ser un "desierto" y hoy es apenas un campo operacional más o menos hostil a la supervivencia de los seres vivos (ningún desierto natural lo es totalmente, y ésa es la gracia, pero esta gente quiere instalar allí chacras y spas). Como se observa en la foto, aviones hidrantes de la Fuerza Aérea egipcia recorren los cielos humidificando el aire, con la secreta esperanza de que alguna vez llueva en esas tierras alejadas de toda precipitación. Si lo conseguirán o no, no se sabe, pero por lo menos otorgan cierta densidad a una atmósfera tan adelgazada que hasta respirar se vuelve dificultoso.


Fotos: D. L.

Peronismo y destrucción

Por Daniel Link para Perfil

Al peronismo le tomó poco más de cuarenta años destruir lo indestructible en cualquier otro lugar del mundo: los ferrocarriles.

Lo primero fue “nacionalizarlos” (es decir: entregarlos al odio y la corrupción burocrática y sindical), tarea que el partido disfrazó de una cierta épica antiimperialista. Abandonados a su propia suerte, fuera de toda política integral de transporte, los trenes sobrevivieron durante algún tiempo. Lo que ni las sucesivas juntas de comandantes en jefe se animaron a hacer (en el invierno de 1976, viajé a Bariloche en un tren desvencijado), lo hizo el peronismo durante los años noventa: Menem completó así el círculo mágico de la decadencia argentina y el desprecio por las cosas nobles.

Otros países pasaron por experiencias semejantes: Egipto, por ejemplo, país que acaba de visitar oficialmente el actual gobierno nacional (peronista, aunque Chiche diga lo contrario).

Allí, los restos del imperio soviético todavía pueden observarse en el parque automotor: los taxis, LADA desvencijados, escupen los gases de combustión hacia adentro. Sin embargo, Egipto tiene todavía ferrocarriles eficientes a los que sólo podria reprochárseles un cierto incumplimiento de los estándares internacionales de puntualidad y algunas deficiencias higiénicas (características de la cultura egipcia). Pero esos trenes funcionan y brindan un servicio necesario al conjunto de la población. De Cairo a Alejandría se puede viajar en primera o en segunda clase (la diferencia entre ambas es de un 30 %), en trenes expresos rápidos y cómodos, con aire acondicionado. El trayecto de unos 300 kilómetros se cubre en poco más de dos horas. Un pasaje en primera cuesta 46 libras egipicias, aproximadamente ocho dólares. De Cairo a Aswan (1000 km), la ciudad nubia, corren coches-cama (en mi infancia, hice Córdoba-Buenos Aires en camarote). El valor del pasaje, que incluye cena y desayuno, equivale aproximadamente a doscientos pesos argentinos.

El funcionamiento del los ferrocarriles está seguramente subsidiado (y está bien que así sea, porque se trata de un bien de dominio público). Es una pena que nadie en la delegación argentina se haya tomado su tiempo para ver con qué poco (www.egyptrail.gov.eg) podría hacerse tanto.


martes, 25 de noviembre de 2008

La violencia


sábado, 22 de noviembre de 2008

El agente secreto

Por Daniel Link para Perfil

Discriminado, lo que se dice “discriminado”, nunca me he sentido. Y sin embargo... Cada vez que viajo en avión pequeñas lucecitas de colores se prenden a mi paso y alarmas que tal vez sólo yo oigo alertan a los servicios secretos de todas las potencias. Ahora que van a cerrar Guantánamo no me preocupo tanto, pero de todos modos voy siempre provisto de mis mejores credenciales. Al salir de Argentina: “¿A dónde va?” (a nadie más se lo preguntan). Al llegar a España, mientras los africanos subsaharianos y los otros pasan como trombas a través de migraciones, mi pasaporte es minuciosamente revisado: “¿Primera vez?” (hay que explicar que el pasaporte es nuevo, porque en nuestro país dura sólo cinco años y además es carísimo, etc.). “No, miles de veces”.

Al llegar a Berlín, los bellos y amables policías investigan el pasaporte como si entendieran algo de la lengua bárbara en la que está escrito y me preguntan dónde vivo, a dónde voy y por qué (gerente no parezco, turista tampoco). Hace unos días, una guaranga que trabaja para Iberia cometió la torpeza de preguntarme por qué habíamos armado (la persona que me acompañaba y yo) una sola valija con nuestra ropa. “Porque viajamos juntos, porque somos pareja, qué, ¿te molesta?”, le grité en la cara (lamentando no ser de esas personas que escupen al hablar, para mejor mostrarle mi desprecio).

Estando en casa, esos pequeños disturbios se resuelven con una carcajada. En los aeropuertos, uno hasta tiene miedo de reírse.

¿Por quién me toman? Nunca me lo dicen, pero como veo que los jóvenes turcos entran a Berlín sin problema alguno gritándose groserías en su lengua, pienso que no saben bien a qué clase incorporarme (¿migrante?, ¿mafioso ruso?). “Piensan que sos palestino”, me dice una amiga. En ese caso, cuando vaya en Egipto, estoy seguro, me van a preguntar direcciones en la calle. Y como no he podido aprender ni las más elementales frases de cortesía en esa lengua áspera, me quedaré atónito, sospecharán que soy un espía disfrazado y voy a terminar con mis huesos en una cárcel cairota. Viajo por el mundo de la mano de una fantasía pueril: “My name is Link, Daniel Link”. Y que con eso baste.


viernes, 21 de noviembre de 2008

Correspondencia

Agatha Christie updated!

MURDER ON THE NILE
revisited

starring
LINK & FREIRE

plus
The Lady of Mystery
as Florencia

playing now on Linkillo!

Misión cumplida

Los mejores títulos de la literatura argentina actual ya están en la legendaria Biblioteca de Alejandría (pero volveré para traer el de la Srta. Pola).








Fotos: Sebastián Freire

jueves, 20 de noviembre de 2008

La conexión siria

Florencia sigue sin dar señales de vida. Su custodio está preocupado. Nos dio cita para almorzar en Pastroudis y elaborar un plan en conjunto. A la madre la tienen engañada porque no se atreven a decirle que la perdieron de nuevo. “¿Cómo, de nuevo?”. “Sí, en Argelia ya nos pasó. La madre se la pasó llorando y por eso no se pudo sacar los anteojos oscuros en ningún momento, estaba hecha polvo”.



¿Para qué la habían traído, entonces, si iba a ser tan problemática su presencia? “¡Es que ella se coló! Como en Jurassic Park... Nadie sabía que estaba en el avión. Después ya fue tarde y no quiso volverse, con la excusa de que no lo aguanta al monstruo del hermano y de que el padre no le lleva el apunte. Esa chica tiene el diablo en el cuerpo.”
“Tiene a quien salir”, murmuró S. ¿Dónde la habían perdido de vista? En el puerto. Se había ido a una fiesta en un yate de un jeque, desconectó el celular y no se supo más de ella. ¿Y la historia de la Biblioteca? “Cierto”, dijo Ramón, golpeándose la frente. Nos entregó un sobre de papel manila donde había unas credenciales para nosotros, como miembros de una delegación cultural que debería gestionar la donación de la literatura argentina completa (un volumen por autor, desde el comienzo hasta nuestros días), como parte de los acuerdos bilaterales que se firmarían en Cairo. “¿Pero por qué nosotros?”, pregunté. No tenemos nada que ver con...” “Shhhhh”, nos interrumpió Ramón. “Hagan caso, necesitamos ganar tiempo”. “¡Vos sospechás algo!”, le dijo S. A regañadientes, Ramón asintió con la cabeza y murmuró: “creo que hay sirios implicados, son gente muy vengativa”. No había terminado de decirlo cuando el celular de S. comenzó a trepidar sobre la mesa de mármol blanco. Era, naturalmente, Flopy, que se negaba a dar su paradero, nos pedía que tranquilizáramos a su familia y que continuáramos con las gestiones culturales con las autoridades de la Biblioteca en su nombre. La estaba pasando bomba y nos iba a traer regalos para todos. O eso decía...

Invitación

Tras los pasos de Florencia

El avión de Egyptair salió con retraso del Aerodromio ateniense.



Y antes de aterrizar en Cairo estuvo dando vueltas sobre el delta del Nilo y el desierto durante largo rato.





Conclusión: hicimos tierra cuando estaba casi anocheciendo.



Apenas S. encendió su celular comenzó el bombardeo de mensajes de texto de Florencia. “¿Dónde están?”, era el primero. El segundo: “Kaleb los está esperando”. El tercero: “Los espero en Alejandría”. El cuarto: “¿Trajeron traje?”. El quinto, humorístico: “Abarajame la valija”.

Kaleb, en efecto, nos esperaba en el aeropuerto de Cairo pero no, como hubiéramos supuesto, en la puerta de salida, sino antes de migraciones, con un cartel gigantesco que proclamaba mi nombre. Tomó nuestros pasaportes, pegó sendas visas en ellos (etiquetas autoadhesivas que se compran en quioscos específicamente destinados a tal efecto), volvió a llenar nuestras papeletas de migraciones y nos condujo al primer puesto de control, donde hizo todos los trámites por nosotros. Después, recuperó nuestro equipaje y nos condujo hasta la puerta, sin dejar de sonreir un solo momento. S. dijo, apenas verlo: “Es igual a Anubis”. Era cierto. Una vez que hubimos atravesado todas las dificultades imaginables en un aeropuerto árabe como si voláramos en una alfombra mágica, concluyó: “Me siento como Liza Minelli”.
Fuera del aeropuerto, Kaleb nos depósito en los brazos de quien sería nuestro guía (¿Quién había dispuesto semejantes arreglos? Tardaríamos unas horas en saberlo), Mohammed, el chico más hermoso de Cairo, que se hizo cargo de la gigantesca maleta roja que constituía nuestro equipaje principal y nos metió en un taxi.



Le murmuré a S.: “A Liza le hubieran puesto una limousina, qué amarreta tu amiga Florencia”. ¿Iríamos en auto hasta Alexandría? En avión, era evidente, no. Momento de presentaciones. Mohammed nos presentó al que sería nuestro chófer, Mohammed. “Otro”, dijimos. “Y, sí”, sonrió Mohammed Hermoso. “Acá es así”.

Mohammed Hermoso empezó a entregarnos papeles y a explicarnos nuestro itinerario. Nos íbamos corriendo a la estación de trenes para tomar el primero que saliera rumbo a la ciudad costera donde Florencia nos estaba esperando para que la acompañáramos en un evento organizado en la Biblioteca de Alejandría. Llegamos a la estación poco antes de las 6, cuando estaba anunciada la partida del próximo tren. Corrimos a la boletería. Ya se habían acabado los pasajes de primera clase, así que tuvimos que comprar billetes de segunda. A nuestro alrededor, muchas personas estaban ya orando, cara a la Meca.
En el andén, recibimos un shock arábigo: multitudes jamás vistas en semejante número esperaban trenes. El noventa por ciento de quienes las integraban eran hombres, el cincuenta por ciento vestía traje militar y el treinta por ciento restante caftán.





El tren tardó cuarenta minutos en llegar. Mientras tanto, Mohammed Hermoso nos deleitaba contándonos aspectos de su vida (nos babeábamos)



y explicándonos los siguientes pasos: pasaríamos en Alejandría dos noches y el viernes estaríamos de vuelta en Cairo. Tomaríamos el tren de las 14.00 hs (esta vez en primera clase) y él nos estaría esperando en el puesto de “Customer service”. De todos modos, le arrancamos el número de celular, por si acaso.

En Alejandría tendríamos que tomar un taxi que nos llevaría al hotel costero en el que se nos había reservado alojamiento. A las 21.00 de ayer llegábamos a... ¡Mar del Plata! Alejandría es idéntica a Mar del Plata, igualmente arruinada por el peronismo (que aquí no se llama así, pero el efecto sobre la ciudad es el mismo: una ruina de antiguas opulencias, mucho más radical, claro). La costa, idéntica (al menos de noche). Estamos en un noveno piso con vista al Mediterráneo (o como se llame de este lado del mundo).



Nos cambiamos a las apuradas, porque se nos esperaba a las 20.30 en la Biblioteca. Por fortuna, yo tenía traje (S. no, pero se armó un “elegante sport” que podía sacarlo de apuros).

No sé por qué nos mandaron a este hotel, porque la Biblioteca queda en la otra punta de la costanera, más cerca del Cecil. Cuando llegamos, el evento estaba terminando, había miles de chicas sacándose fotos, pero Florencia no aparecía por ninguna parte. Intentamos localizarla por teléfono, pero su celular aparecía fuera de servicio.


Nos volvimos al hotel, donde al menos alguien entiende algo de inglés. Nos dijeron que Florencia había pasado por allí a buscarnos y nos había dejado un sobre. Lo abrimos ya en el cuarto. Nos decía: “Lo de la Biblioteca fue una pantalla. No le digan nada a mamá. Mañana hablamos mejor. Gracias por hacerme pata”.
Me dio un ataque de furia y empecé a gritar improperios a S.: “No sé cómo me dejé arrastrar en esta aventura ridícula”, “Esa chica me saca de quicio”, “Ahora la entiendo a la madre”, “No sé cómo la aguanta” y otras cosas por el estilo. Estábamos sirviéndole de pantalla a una mocosa engreída que quién sabe en qué francachelas se habría embarcado. Y encima nos perdíamos de estar con nuestro Mohammed Hermoso, a quien ya estábamos extrañando. Ahora, después del desayuno, veremos si conseguimos dar con el paradero de la díscola heredera.


(Fotos: D.L. y Sebastián Freire)

miércoles, 19 de noviembre de 2008

The Bodyguard




φωτογραφία: Sebastián Freire

Ayer por la tarde, S. recibió un mensaje de texto de su amiga Florencia, en el cual nos conminaba a que nos uniéramos a ella en Cairo. ¿Cómo consiguió el número de nuestro celular europeo? Supongo que habrá quedado asentado en alguna planilla estatal desde los días en que trabajamos para Inteligencia.

Yo, después de la Marcha del otro día, sigo en cama, porque justo nos tocó lluvia y no de las poco copiosas, sino una de esas lluvias persistentes y otoñales a las que estamos acostumbrados en Buenos Aires. Me resfrié. S. sostiene que el calor egipcio me hará bien para mi recuperación (imagina Egipto como un gigantesco baño finlandés al aire libre). De todos modos, no tenemos forma de negarnos a la requisitoria de Flopy: dice que está harta de salir y entrar a todas partes por las puertas traseras, quiere que vayamos a acompañarla porque es tanta la confianza que su madre tiene en nosotros que no pondrá reparos en que la llevemos a pasear por ahí, mientras ella se dedica a los negocios. Pocos minutos después, ya estábamos recibiendo el ticket electrónico de Egyptair para hoy al mediodía. Así que armamos las valijas corriendo y nos vinimos al aeropuerto en subte (nos empapamos, porque sigue lloviendo), desde donde escribo esta actualización. Veremos con qué situación nos encontraremos, pero lo más probable es que encontremos a madre e hija (como es costumbre) en un pandemonium de mutas recriminaciones que "sólo ustedes", dice Florencia, "podrán desenredar". Me siento una niñera internacional.

martes, 18 de noviembre de 2008

¡No estar allá!

PREMIO INDIO RICO 2008 - ESTACIÓN PRINGLES

La asociación Estación Pringles tiene el agrado de hacer público el fallo del Premio Indio Rico 2008, que en esta oportunidad abordó el género autobiografía. El jurado, integrado por Edgardo Cozarinsky, María Moreno y Ricardo Piglia, eligió por unanimidad la obra En la pausa, de Diego Fernando Meret, quien resultó el ganador del premio consistente en la publicación del libro por Estación Pringles. Asimismo, el jurado otorgó menciones especiales a Inés Acevedo por su obra Una idea genial y a Felipe José Benegas Lynch por El reino.

La entrega del premio y las menciones se realizará en el Centro Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires el día 21 de noviembre a las 19. En dicho acto, además de la entrega de diplomas, miembros de Estación Pringles (Arturo Carrera, Juan José Cambre, Chiquita Gramajo, Rosa Beatriz López) darán a conocer los nuevos proyectos de Estación Pringles y se proyectará un video de Ana Cambre y Laura Petrecca.

El dictamen del Premio Indio Rico señala en uno de sus párrafos la originalidad de la autobiografía En la pausa: “…de la que destaca la puesta en cuestión de la supuesta transparencia del género autobiográfico — ya exhaustivamente explorado por la crítica literaria— a través de un relato apasionante en donde contar la vida cuenta menos que el registro del método y los procedimientos. En la pausa se demora en los escenarios de escritura —la fábrica, la pensión por horas—, los instrumentos —la tiza, el lápiz—, el soporte —cuaderno, puerta del baño—, la producción —veinte páginas diarias escritas, sesenta leídas—, la biblioteca —todos los libros que pudieron conseguirse luego del primero—, el Martín Fierro, único libro de la casa natal . Pero el énfasis reflexivo no le resta la alegría fundante y la soltura única de los mejores novelas de iniciación. En la pausa propone que la autobiografía sólo puede ser la de la lectura y de la escritura como vocación irrenunciable, un relato posible de cómo experiencia y memoria sólo pueden dar lugar a certezas provisorias pero que, al fin y a cabo, permiten salir de la pausa y hacer de la literatura una prórroga siempre renovable.”

Asimismo el jurado señaló la precisa articulación, dentro del modelo "autobiografía", de experiencias personales y sociales particulares con referencias literarias muy amplias, y cómo la conversación entre materiales de carácter muy diverso ha sido orquestada por el autor con audacia: la narración de unos "años de formación" a la vez difíciles y gozosos resulta en un retrato del escritor que aprende a rescatar por la palabra la más opaca cotidianidad.

Sobre el autor:

Nació el 13 de abril de 1977, en Morón, Provincia de Buenos Aires. Cursó el Profesorado de Castellano y Literatura en el IES Nro. 1 “Dra Alicia Moreau de Justo”. Durante siete años trabajó de obrero textil. En el año 2007 obtuvo una mención especial en el Premio “Indio Rico” por su nouvelle La ira del Curupí. Desde agosto de 2008 asiste al taller de Alberto Laiseca. No tiene obra editada.

Sobre los finalistas:

Inés Acevedo nació en Tandil, provincia de Buenos Aires, en 1983. Es cuentista. Una idea genial es su primera novela.
Publicó el relato breve Según la flor, (Belleza y Felicidad, 1998) y también ha participado en la antología de jóvenes narradores de Eloisa Cartonera y en otra antología de próxima aparición, Vagón Fumador (Eterna Cadencia).
Poseedora de una admirable frescura a la hora de construir sus relatos, cosecha admiradores entre pares no solo de su generación.
Vive en Buenos Aires, es estudiante de Letras y es diseñadora de ropa para bebés.

Felipe Benegas Lynch nació el 29 de agosto de 1978, reside en la provincia de Buenos Aires. Es egresado de la Carrera de Letras de la UBA y trabaja como docente en la escuela secundaria. Ha recibido distinciones por sus textos en distintos concursos, tanto nacionales como internacionales, y sus poemas han sido publicados en revistas y antologías del país y del exterior.

Sobre el Premio Indio Rico:

Las bases del Premio Indio Rico así como los objetivos de la asociación Estación Pringles pueden leerse en su sitio en internet: http://www.estacionpringles.org.ar,donde hay además una memoria de las actividades realizadas hasta el momento.


Maradona κατά μηχανών αναζήτησης


φωτογραφία: Sebastián Freire

“Después de la dictadura”, nosotros desmoralizamos

por Daniel Link

Agradezco la invitación de los organizadores de este Simposio Internacional la oportunidad única que nos brindan de reflexionar sobre aquello que, mal que nos pese, constituye nuestras vidas “-o mejor todavía, su aborto, la herida abierta que es mi vida-”1, en un marco de pluralidad de perspectivas que, lejos de disolver el objeto, señalan el umbral de transformación de pequeño drama personal en escena de la Historia.

Mucho antes de que la Dictadura existiera como tal (es decir: mucho antes de su construcción como objeto de discurso, pero también mucho antes del golpe de Estado de 1976), en un día de julio de 1967, Oscar Masotta2, a quien recurro por segunda vez para pensar un título, leyó en el Instituto Di Tella una conferencia a la que llamó “Después del pop, nosotros desmaterializamos”3. Allí Masotta explicaba un determinado malestar sobre una palabra (para Masotta, el malestar fue su musa) que no vale la pena traer ahora a cuento, sobre todo porque la he reemplazado por la palabra “Dictadura”. Esa palabra, digamos, una palabra qualunque que sólo se distingue de otras por un qualia, la adherencia, había tenido tanto éxito que, escribía Masotta, “invade el interior de la tira cómica y alcanza finalmente el afiche publicitario” (337).

Sigue acá.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Clásica y moderna

El 17 de noviembre de 1973 hubo en Atenas una rebelión estudiantil que fue brutalmente reprimida por la entonces Junta Militar, con un resultado de 23 muert@s.
Cada año, en esa fecha, se conmemora aquella lucha y se homenajean a esas víctimas con protestas que fundamentalmente toman a las embajadas norteamericanas (por el apoyo de ese país a la dictadura militar) como objeto.
Enterados los organizadores de la marcha de que cultivo una "suerte de marxismo tibio, reciclado con cucharadas de Foucault y Tony Negri", decidieron invitarme a la 35a. Protesta Conmemorativa que, como es de costumbre, paralizó la ciudad. Toni me escribió una de las cartas de recomendación. CONADU, otra.










Fotos: Sebastián Freire

sábado, 15 de noviembre de 2008

Intelectuales y política

por Daniel Link para Perfil

En el breve diálogo titulado Hierón, Jenofonte (muy conocido en los círculos militares como pionero en el arte de domar caballos, cuyos principios clásicos asienta en Sobre la caballería e Hipárquico) cuenta la visita que el poeta Simónides le hace al tirano Hierón («De la Tiranía» es precisamente el subtítulo del diálogo). El poeta, cuyo deseo de gloria es más o menos equivalente de la pasión erótica por el poder del tirano, interroga a Hierón sobre cuál vida es más deseable, si la del soberano o la del súbdito (el ciudadano particular). Hierón le aconseja no dejarse engañar por las apariencias: son tantas las penas y fatigas que implica el ejercicio de la tiranía, y tan pocos los placeres que permite el stress de los poderosos que nada está más alejado de la realidad que el pensamiento de que son innumerables los motivos de placer a su alcance. Tan persuasivo es el político en sus lamentaciones que Simónides termina dando a Hierón unas espléndidas recomendaciones que, a su juicio, le permitirán mejorar su calidad de vida y, al mismo tiempo, lo volverán amable a los ojos de sus súbditos.
Muchos años después, un gran lector de Hegel, Alexandre Kojève, lee en el
Hierón la clave de una colaboración simbiótica. No se trata de seguir sosteniendo, piensa el sobrino de Kandinsky, la separación entre saber y poder (la retirada en el jardin epicureísta, la República de las Letras, la secta secreta o la comunidad imposible de los nobles de espíritu), porque el Ser es temporal, el resultado del trabajo de la Historia en su marcha inexorable hacia su final definitivo.
Para que haya progreso de la Historia, los filósofos deben dar consejos a los hombres de Estado. El intelectual, así, es el mediador entre la posición soberana del tirano y las condiciones materiales de su trabajo (la falta de tiempo, la solicitación constante, el embrutecimiento inherente a la gestión pública). El tirano no juzgará la filosofía y el filósofo no juzgará a la tiranía, porque los dos son las dos caras de la misma moneda en una situación que, Kojève no se cansa de decirlo, es la del advenimiento del final de la historia con el Estado Universal Homogéneo.
No es, por cierto, la única versión sobre las relaciones entre saber y poder que hoy podrían esgrimirse y tampoco es la de Hegel la única imagen de la historia a nuestro alcance. Lo que importa, en todo caso, es que el tirano debe, necesariamente, escuchar al sabio. De otro modo, lo convierte meramente en un payaso de la corte, un festejante, apenas un aplaudidor.


viernes, 14 de noviembre de 2008

La mafia rusa ataca de nuevo

Controversia en España por la posible venta de la parte mayoritaria de Repsol a Gazprom

Rajoy se negó a la transferencia de acciones al conglomerado estatal ruso; la constructora española Sacyr Vallehermoso dijo que aún no hay acuerdo; las ganancias netas de la petrolera crecieron sólo un 2%

jueves, 13 de noviembre de 2008

Preguntan si...

Hablando de imágenes que despiertan entendimiento, contame de tu próximo libro de ensayos, que sale por Eterna Cadencia en 2009.

Se llama Fantasmas, Imaginación y Sociedad. Trata de la imaginación -es decir, el modo en que uno se imagina a sí mismo- y de sus unidades, que tradicionalmente se han llamado imágenes y que yo prefiero llamar “fantasmas”. La verdad es que no tenemos acceso a la realidad sino a través de la imaginación. Aristóteles dijo: “nihil potest homo intelligere sine phantasmata”. Nada se puede comprender sin fantasmas.

Entrevista de Stefania Fumo a Daniel Link para D-Mode

miércoles, 12 de noviembre de 2008

El lugar sin límites



Se sabe que Buster Keaton tenía prohibido reírse por contrato, para mejor provocar el efecto cómico buscado. De los textos de Bellatin no podría decirse lo mismo: nadie les prohibe reir, y si ellos eligen no hacerlo es porque han olvidado el sonido de la risa o porque consideran que no hay de qué reírse. En cuanto al efecto cómico, libran a la inteligencia del lector el saber encontrar esos puntos donde el desasosiego se transforma en alegría.

La ausencia de risa en los textos de Bellatin no es un síntoma de pesadumbre, sino todo lo contrario: la liberación de esa potencia de toda servidumbre, de todo pacto y de toda interdicción. ¿No es la suspensión de las servidumbres, los pactos y las interdicciones lo que los textos de Bellatin muestran una y otra vez como efecto de un desastre del que no se sabe bien si los mismos textos son su causa o su consecuencia? Decidir sobre este punto, sin embargo, importa poco: en Bellatin, el desastre es su propia inminencia y la condición de posibilidad de la des-escritura que sus textos vienen exponiendo con tenacidad. El desastre oscuro es el que lleva la luz, y hay que saber encontrar esa claritas con la que los textos de Bellatin apáticamente siguen (en el sentido teatral) la danza de unos fantasmas cuyos nombres, si alguna vez supimos, hemos confundido para siempre. La apatía tal vez sea el hogar, acaso inesperado, de la felicidad y del olvido.
El único enemigo, en estos textos que se postulan como fotos imaginarias, es la realidad (es decir: la cultura). El texto que abre este volumen y el que lo cierra son explícitos en este punto, un tesoro para los cazadores de escenas de lectura/ escritura: el que hace quince años, en alguno de los inéditos que el libro recupera, era un escritor, se ha transformado ahora en una fotógrafa que usa la cámara sin presionar jamás el obturador. Lo fotográfico, dice Bellatin (cuyo arte, en este punto, al mismo tiempo que la homenajea, se aparta de la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide) no es del orden del registro, sino del encuadre. Nada más hace falta, y la escritura debería ser capaz de aprender esa lección. El texto no es una ensoñación, sino una fantasmagoría. El texto no es un registro de nada más que un gesto.

Daniel Link

Mario Bellatin, uno de los más importantes escritores contemporáneos, ha reunido en este libro Condición de las flores y Textos de la Underwood (anotados por Graciela Goldchuck).

martes, 11 de noviembre de 2008

Spam de otra parte

Queridos, amigos

Entendemos de su información, que usted está en necesidad de productos electrónicos, nos gustaría aprovechar esta oportunidad para presentar nuestra empresa y nuestros productos, con la esperanza de que podamos trabajar con la idea brillante importaciones en el futuro...
Hemos actuado como un mayorista y minorista, le podemos ofrecer los tipos de productos de la electrónica: portátiles, TV, móvil, cámara, DV, GPS, MP3 & MP4 PDA, máquinas de afeitar, Motos, destornilladores eléctricos y etc
Nuestro precio es competitivo y la calidad es muy buena, estamos buscando el bien y el comprador de confianza prometedor para establecer relaciones de largo y desean tener un buen negocio con nosotros y,
Por favor, háganos saber si tal vez de más ayuda. Aquí está nuestro sitio web

Dicen que

Lo que resulta evidente es la decisión del profesor Link de abrevar en las modas actuales. Cultiva, por ejemplo, el exhibicionismo desaforado. Nos enteramos que aprendió a simular orgasmos, su padre era alcohólico y de niño fue pobre, enfermizo y envidioso al punto de robarle a su mejor amigo. A tono con los tiempos, practica el pastiche posmoderno, la banalidad funcional y milita en la nueva izquierda, una suerte de marxismo tibio, reciclado con cucharadas de Foucault y Tony Negri. A favor, debe destacarse que aquí el estilo es, a menudo, perfecto. Hay espléndidos objetos verbales, lo que nunca es poco.

Por Guillermo Belcore para La Prensa, vía La Biblioteca de Asterión.

lunes, 10 de noviembre de 2008

La segundona

"Bueno, y resulta que tu tía Inés lloró toda una noche porque no aparecía Celeste, la segunda gata. La buscó y la buscó por todo el departamento y no la encontraba. Hasta que se acordó de que había mandado unos muebles a Gualeguaychú... Bueno, encontraron a la gata durmiendo en un cajón de un mueble. Encima lo peor es que se habían equivocado de pueblo, no sé a dónde la habían mandado. La gata está bien, igual. Pero imaginate, fue en un camión de carga, sin comer, sin hacer sus necesidades, sin tomar agua. Eso le pasa porque tu tía fuma porquerías"

Ferko (comunicación personal)

(anterior)

¿Felipe, sos vos?


¿Dónde estoy, quién soy?
Foto: Sebastián Freire

sábado, 8 de noviembre de 2008

Tratado de opinología

por Daniel Link para Perfil

Hace un año y cinco días comenzó a salir la edición sabatina de Perfil, con una doble página de columnas de opinión que, a mi juicio, ha sido de una calidad inusual en el periodismo porteño. Felicito a mis compañeros de “equipo” y les agradezco las muchas veces que me llevaron a pensar en cosas que no hubieran pasado espontáneamente por mis estrechos horizontes. Agradezco también al editor de estas páginas, Guillermo Piro, la delicadeza de sus intervenciones, que siempre mejoraron lo que podía mejorarse (y sólo eso).
Mi primera columna se llamaba “La poesía del pueblo” y yo pensaba, entonces, que iba a insistir en temas vinculados con políticas culturales, porque mi formación me habilita para eso. Hojeando las páginas del periódico, veo que en realidad, hice lo que más temía: hablé sobre cualquier cosa, me dejé llevar por la marea de discurso sobre lo más contemporáneo, intervine en los temas más alejados de mi habitual actuación profesional. Cuanto más inseguro me sentía en relación con un tema, más me obligaba a estudiarlo.
Es muy difícil sostener una columna de opinión, sobre todo cuando uno carece incluso de deseo de opinión. La "opinología" reposa en un estatuto del sujeto (sujeto privilegiado que dice cualquier cosa desde su lugar olímpico, legitimado por un cierto supuesto-saber que puede ser tanto la microbiología como el panteísmo: opinar es del orden de la adherencia), que nunca terminará de convencerme. Mejor es señalar dónde podrían encontrarse yacimientos enteros de problemas de discurso. Opinar por A o B es adherir, finalmente, a un sistema binario de comprensión de los problemas que nos involucran. Mejor es desplegar las figuras de lo Imaginario que se disputan el discurso.


Los que vienen, los que se van

Ayer llegó Mario Bellatin a Buenos Aires y anoche mismo (noche de jueves) embarcó rumbo a Pringles. Tuvo la generosidad de dedicarnos la tarde (se hizo fotos con Cartulina), ya que a su regreso a la Reina del Plata nosotros ya no estaremos aquí. Nos perderemos su intervención en el FILBA (No sé por qué, me dá por llamarlo "Milva", como la cantante italiana que hacía repertorio Brecht-Weill), el estreno de la obra de teatro en el Rojas basada en El gran vidrio, su conferencia en NYU, la presentación de su nuevo libro en Entropía y todas las fiestas que su presencia desencadenará en la ciudad. Pero así es la vida de los espías de las potencias extranjeras. S. presenta su película Rainbow en un Festival de Cortos Experimentales en Bolzano (Italia), o al menos ésa es la coartada que utilizaremos esta vez.
Hoy, en la presentación (¡espero que sea la última!) de Rainbow en Buenos Aires, vimos a Edgardo Cozarinsky, que acaba de volver de Viena, donde visitó, como es su costumbre, la Cripta de los Capuchinos. Nos hizo un encargo que involucra un desvío de nuestros planes a Medio Oriente sobre el que, por el momento, prefiero guardar silencio. Volveré sobre esta extraña vernissage, la primera a la que concurro de la era "Facebook", tecnología en la que S. está haciendo sus primeros pasos.
También estaba Roberto Jacoby, a quien le exigí que me dijera para qué lo estaba buscando a Bellatin. "Para enrolarlo en la CIA", me dijo. "Ah, entonces me quedo tranquilo", le contesté. Fernando Noy llevó de regalo unas Santarritas arrancadas y Gaby Bex llegó tarde, ya con marcas de sol en su piel de princesa.

viernes, 7 de noviembre de 2008

¡Ahora sí!

El Gobierno recaudará fondos para un monumento en homenaje a Perón

Por decreto, Cristina Kirchner dispuso la creación de una cuenta para depositar donaciones; la obra se emplazará en la Ciudad y quedará a cargo de un escultor argentino

jueves, 6 de noviembre de 2008

Las malas compañías

La cuarta temporada de Dr. Who (el regreso) tiene problemas de casting femenino. Como se sabe, el Señor del Tiempo viaja de acá para allá acompañado de una chica. La mejor, hasta ahora, fue Rose Tyler (Billie Piper). Pero la chica se fue en busca de nuevos horizontes. El episodio navideño de esta temporada puso en ese lugar complicado (en el que la sucesora de Rose, Martha, no había funcionado bien) a Kylie Minogue. Pero fue por sólo una vez (qué vieja se la veía, sin la cosmética de los videos a los que nos tiene acostumbrados). Después apareció una gorda, Catherine Tate, como Donna. Insostenible, tuvieron que traer de vuelta a Martha (Freema Agyeman), dejar sentado que Rose puede volver del más allá en el que se encuentra (en el primer episodio de la temporada hace un breve cameo) e inventar una hija del Dr. (en verdad, una réplica femenina, bellísima, a partir de una muestra epitelial), que muere y resucita en el sexto episodio.
Aunque parezca mentira, la serie sobrevive a esos avatares. No es raro, porque ha sobrevivido al cambio de ya diez protagonistas masculinos que desempeñaron el rol del héroe inmortal. Como tiene capacidad para regenerarse, pero no siempre con los mismos rasgos, todo puede continuar sin demasiados problemas de guión. El actual, David Tennant, ya ha anunciado que se retirará de la serie después de los episodios correspondientes a la próxima temporada (2009-2010). Qué pena.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Salvo el Nombre

S. se encuentra con una joven coleccionista de arte que le ha comprado dos fotos (una de la serie de Sebastianos y otra de la serie Rainbow). Charlando, ella le cuenta una historia más o menos íntima que involucra su obra.
En una fiesta, amigos le presentaron a amigos. La joven (30 años) simpatizó con uno de ellos (29). Intercambiaron teléfonos. Hablaron un par de veces. Se mandaron mensajes de texto. A ella le gustaba ese tonito levemente provinciano que no dejaba adivinar exactamente su procedencia. Por pudor nunca le preguntó nada (ya saldría el tema en alguna conversación). Lo invitó a su casa a tomar algo (ya había decidido que estaba dispuesta a dejarlo tomar su palacio por asalto). Lo hicieron (es decir: tomaron algo y se echaron un polvo). En la charla posterior, de regreso a la sala palermitana, él contempló la foto de Sebastiano y dijo "qué linda imagen". A ella la puso contenta que pudieran compartir ese pequeño placer estético, además de los otros. "Ah, sí, San Sebastián...", comenzó a decir, cuando el joven la interrumpió: "Nosotros no lo llamamos así".
"¿Quiénes son nosotros?", preguntó ella, pícara, pensando que iba a recibir un gentilicio como respuesta. Él, que consideró muy sólido el vínculo establecido entre ellos, quiso revelar las entretelas de su alma y le contestó: "Los umbanda. Lo llamamos Pai Preto". Nunca más se vieron.

(anterior)

lunes, 3 de noviembre de 2008

Correspondencia: Declaración

DECLARACIÓN

Encuentro sobre Farmacovigilancia Comunitaria del tratamiento del VIH/Sida

Reunidas en Buenos Aires, las Organizaciones No Gubernamentales con trabajo en VIH/Sida de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, abajo firmantes, en el contexto del “Encuentro Latinoamericano de Farmacovigilancia Comunitaria” organizado por la Fundación SPES durante los días 5 al 7 de octubre de 2008, cumplimos con el objetivo de socializar la realidad de cada país en esta temática y evaluar la posibilidad de un trabajo conjunto regional.

Reconocemos los esfuerzos realizados en los países de la región en cuanto al acceso a tratamientos. Sin embargo, si no van complementados con acciones que garanticen la calidad, seguridad y eficacia de los medicamentos, la efectividad de los tratamientos peligra, lo que amenaza la vida de las personas que viven con VIH/Sida (PVVS).

Durante el Encuentro cada organización presentó un diagnóstico preliminar sobre la situación de la Farmacovigilancia en su país, incluyendo el marco legal, respuestas de las agencias sanitarias regulatorias, dispensación y tipos de medicamentos, entre otros aspectos fundamentales.

Este acercamiento a la situación de la Farmacovigilancia como actividad de salud pública en los países analizados nos permitió comprobar que compartimos problemáticas similares como consecuencia de la debilidad de nuestros sistemas de vigilancia.

Consideramos que la Farmacovigilancia Comunitaria del tratamiento del VIH/Sida es una herramienta necesaria de participación ciudadana para contribuir a la tarea de monitoreo de la calidad, seguridad y eficacia de los tratamientos.

Ante el diagnóstico preliminar presentado por los y las participantes en este Encuentro, manifestamos nuestra preocupación por:

1. La debilidad y/o inoperancia en la respuesta de los sistemas de salud (públicos y privados) y de las autoridades sanitarias de control, para garantizar que la calidad, seguridad y eficacia de los antirretrovirales y otros fármacos empleados para el tratamiento del VIH/Sida sean fehacientemente demostradas por los laboratorios productores de medicamentos de acuerdo con normativas y recomendaciones científicas internacionalmente consensuadas.

2. La dispensación de productos farmacéuticos que no cumplen con el concepto de “medicamentos de calidad aceptable” establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

3. El frecuente desabastecimiento de medicamentos que ocasiona la interrupción obligada del tratamiento y pone en riesgo la vida de las personas.

4. La prescripción de medicamentos dependiente de la disponibilidad en farmacia y/o el cambio de uno o más antirretrovirales del esquema de tratamiento, por razones no médicas, que aumenta el riesgo de fallo terapéutico.

5. La frecuente prescripción de los tratamientos sin tener en cuenta aspectos de género.

6. Los escasos reportes de efectos adversos (RAM) por parte de los y las profesionales de la salud.

7. Los obstáculos para el acceso a la información y educación en la comunidad que impiden identificar la problemática.


En consecuencia, resulta imprescindible asumir una posición proactiva y en el marco de la Farmacovigilancia Comunitaria, entendida como la que se realiza desde el sector de los usuarios y usuarias de medicamentos, nos comprometemos a:

1. Desarrollar estrategias de información y educación, “alfabetización científica”, como recurso básico e indispensable para la comunidad.

2. Recolectar y sistematizar datos, ampliando el diagnóstico preliminar, primer paso en la tarea comunitaria sobre Farmacovigilancia en la región.

3. Desarrollar un mayor control social, que incluye el libre acceso a información pública, indispensable para ejercer ciudadanía. En el caso específico de la Farmacovigilancia nos permitirá el monitoreo de las acciones gubernamentales. Por lo tanto, promoveremos el ejercicio de este control en nuestros países y en la región como un derecho fundamental en el marco de los Derechos Humanos.

4. Los/as integrantes del Grupo Iberoamericano de Publicaciones sobre VIH (GIPV) participantes en este Encuentro, se comprometen a difundir en sus publicaciones (“Cuerpo Positivo” de Argentina, “Oye Tú” de Bolivia, “Vivo Positivo” de Chile, “En Verso y Prosa” de Perú, “INdetectable” de Colombia y “Gente Positiva” de Venezuela) y sitios web, información relacionada con las acciones desarrolladas por esta iniciativa regional.

Firman:

Acción Ciudadana Contra el Sida (ACCSI) – Venezuela

Asociación Brasileña Interdisciplinaria de SIDA (ABIA) – Brasil

Asociación Prosa – Perú

Coordinadora Nacional de Agrupaciones y Organizaciones de PVVIH/SIDA-VIVO POSITIVO – Chile

Fundación en Acción/Revista Indetectable – Colombia

Fundación Spes – Argentina

Fundación Vencer – Paraguay

Instituto Para el Desarrollo Humano (IDH) – Bolivia

Red Argentina de Personas Viviendo con VIH/Sida - REDAR+

Red Uruguaya de Personas que Viven con VIH/Sida

ICW Latina

Grupo Iberoamericano de Publicaciones sobre VIH (GIPV)

Buenos Aires, 7 de octubre de 2008

domingo, 2 de noviembre de 2008

Dicen que...

"Link ha logrado (des)erigir un volumen donde -como grandes y largas vigas- el recuerdo, la reflexión, una rara pero agradable voluntad de renovación estética y el abordamiento de temáticas álgidas como la migración, son pilares que sostienen de manera vital y lúcida un conjunto actual, interesante".

Gracias a Víctor Coral, y a Carlo, que me sopló el chisme.

Alta marcha

Ante mi reproche, una amiga que organizaba un evento para ayer, en coincidencia con la 27° Marcha del Orgullo GLTB"GG", me contestó: "Me dijeron que el año pasado no estuvo bien". Le contesté que la Marcha nunca está precisamente "bien", como no lo está la democracia, sin que eso signifique que tengamos a mano otra posibilidad de imaginar comunidades (más o menos imposibles).
Ayer fue la Marcha, que funciona como una gigantesca disco longitudinal: cada camión es una pista. Hay para todos los gustos. Me invitaron a formar parte del camión de SOY (suplemento de Página/12), en su primera aparición pública. Musicalizaban Fernanda Laguna y DJ Pareja. Desde arriba repartíamos suplementos y abajo bailaban los amigos. En la parte de atrás, Fernando Noy con banda presidencial que decía "SOY NOY", saludaba a los que acompañaban la marcha, y de paso dejaba claro algo que unos chicos (dos) educados en los vericuetos de la filosofía derrideana pregonaban a diestra y siniestra. "Ser es diferir". Roberto Jacoby, que también se subió al camión, dijo que quería sacar una revista que se llamara Estoy. Ojalá la haga.
Las deliciosas chicas de Brandon habían hecho lo imposible por colocar su propio camión performático detrás del de SOY, y al principio lo habían conseguido, pero después fueron desplazadas por el móvil insufrible de la agrupación "Putos peronistas", que a algunos hace gracia, pero hay que aguantar esa marcha horrísona como único aporte auditivo para darse cuenta de que algo chirría en esa conjunción snob de identidades. Allá ellos con sus quince minutos de fama. Por fortuna, el tumulto quiso que después de la 9 de Julio los perdiéramos de oído (como quien dice, de vista).
Llegados a la Plaza de los Dos Congresos, nos enteramos de que los desfilantes habíamos sido, este año, cincuenta mil. Habían colocado pantallas a ambos lados del escenario, progreso técnico que fue opacado por el pésimo sonido. Desde nuestros lugares habituales (la parada del 50) no se oía absolutamente nada. Diego Trerotola superó su performance de años pasados en el segmento de abucheos que tanto le gusta organizar. Esta vez, los agraciados fueron Macri, la Iglesia Católica, unos diputados y senadores de no sé dónde, Valeria Massa. Los considerandos fueron un poco largos, casi como si se tratara de fundamentos legislativos. Y ya que estamos hablando de leyes, qué raro fue escuchar a la multitud gritar "Queremos nuestras leyes", paradoja en la que se cifra toda la política gltb.
El año pasado yo había pedido que se agregaran dos letras al complejo acróstico: "gg", que quiere decir "gente grande" (hay, también allí, una política de las diferencias que merece consideración). Después tuve demasiado que hacer como para militar por esa causa, pero en algún sentido el camión de SOY vino a llenar ese vacío.
Mucho antes de la 9 de julio, S. y yo ya nos habíamos bajado del camión, donde los generadores eléctricos y el sudor volvían el aire un poco irrespirable. Junté mis cosas (una banderita multicolor que no sé quién me había arrojado y que decidí guardarme y un abanico de plumas que una espía del MOSAD que, desde hace poco, nos honra con su amistad, me había regalado para la ocasión) y seguí bailando la música embriagadora de los Pareja (¡gracias por "Palpito, papito"!).
Un chico muy, muy joven (militante por las leyes de identidad de género) se acercó y me regaló dos pines ("uno para vos y otro para Sebastián", dijo en mi oído estupefacto). Poco después, se acercó otro, un jovenzuelo hermoso, poco más que un niño, y me dijo, también en el oído (de otro modo es imposible entenderse en una marcha): "Yo no te voy a decir que fui alumno tuyo, pero recién termino de leer
Montserrat y te amo". Y preguntó: "¿S. existe?" "Sí, ahí está", contesté, señalando al que en ese momento le sacaba fotos a una NOY descontrolada. Le agradecí que se hubiera acercado a saludarme, nos dimos un beso, volvió a repetirme "te amo" (yo ya estaba a punto de llorar) y se perdió en la multitud de danzarines.
Cuando le conté a S. lo que había pasado, me dijo: "es que somos como Sandra y Celeste".