sábado, 12 de enero de 2013

Fuerza bruta

--> por Daniel Link para Perfil


Para acompañar las comidas solíamos usar un agua mineral "finamente gasificada", no porque nos pareciera elegante sino porque contenía la cantidad adecuada de burbujas, que le daban al agua una cierta ligereza y que no invitaba, después de cada trago, al eructo estentóreo que suele molestar a las damas,

Un día, esa agua adoptó sin aviso previo el gas brutal del sifón sin su encanto de otra época. Ya al abrirla, se producían catástrofes líquidas sobre la mesa, la comida, los comensales. La abandonamos por una más gélida y, descubrimos, más rica.

La mistificación es un contenido importante de la política (no somos taaaan marxistas), siempre y cuando se la dosifique "finamente”. Un poco de mistificación agrega heroísmo a una causa tal vez miserable, favorece la solución de las contradicciones, otorga al imaginario la potencia de arrastre que se le reconoce como su mejor virtud (halaga el gusto pueril de la masa por las frases sencillas).

Pero la mistificación no puede ser el ingrediente principal de una política ni puede funcionar como único motor de arrastre de las conciencias ciudadanas, que más tarde o más temprano percibirán la desavenencia entre lo real y lo imaginario. Llegado el caso, la política se vuelve "brutalmente mistificada" y pasa como con el agua: un poco de mistificación agrada al paladar; demasiada, desencadena el eructo.

El gobierno actual fue siempre sabio en estos ademanes que parecían ponerlo en un más allá de las aguas heladas del cálculo egoísta. Pero últimamente ha decidido apostar todo a la gasificación (es decir: a la mistificación), con resultados probablemente dispépticos: todo bien con las Malvinas, la Fragata y los "fondos buitres" y el odio a Clarín, pero tal vez sean demasiadas burbujas para el paladar argentino de hoy.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esos actos son para las tropas, no para los ciudadanos. Les señalan el enemigo para mantener a los soldados activos, nada más.


federico carugo dijo...

¿El texto es una invitación a Madurar? ¡Bienvenido sea!

Linkillo: cosas mías dijo...

¿Qué soldados?