domingo, 28 de julio de 2013

El affaire Velazquez


Ciclo Mis Documentos
2 y 3 de agosto
El affaire Velázquez por Albertina Carri
Cultural San Martín | Sala Multipropósito  | Sarmiento 1551 | Entrada $ 20 |  Más info en: www.centroculturalsanmartin.com y en Facebook Ciclo Mis Documentos 
El affaire Velazquez

A partir del primer libro que escribió mi padre, Isidro Velazquez formas prerevolucionarias de la violencia, viajo a Chaco a buscar los pasos de Isidro y por qué no de mi padre y su proyecto político también. Quiero hacer una película y paso cinco años escribiendo guiones que no son filmables. Me encuentro con muchas películas sobre Velazquez que no pudieron hacerse, solo una y ella está desaparecida también, como mi padre y el director de la misma. El Chaco me impacta y me devuelve un espejo de un país arrasado por el cuatrerismo de unos poderosos enceguecidos por la furia que implica la palabra nación. 

El Affaire Velazquez es un viaje al fracaso y sus múltiples posibilidades. AC
Viernes 2 y Sábado 3 de Agosto a las 21 hs en el Centro Cultural San Martín. Sarmiento 1551

Concepto y curaduría: Lola Arias.
Producción: Luz Algranti.
Jefe técnico: Marcos Medici.
 

sábado, 27 de julio de 2013

La herencia maldita


Por Daniel Link para Perfil

No sabía qué tema elegir para la columna de esta semana: ¿el Papa en Brasil?, ¿el nuevo vástago de la Casa Real británica? ¿El traspaso de YPF de su previo dominio europeo a su nuevo dominio norteamericano, lo que demuestra el carácter trilemático de nuestra situación nunca bien comprendida, y nunca cómoda?
Nada de eso me importa, pero sobre todo: nada de eso tiene la magnitud de la inminente inauguración del Metrobus en la Avenida 9 de Julio, una de las ideas urbanísticas más espantosas que alguien pudo tener alguna vez, impuesta con la prepotencia del caso, contra viento y marea.
La razón de la pena y del fastidio de cualquier ciudadano con dos dedos de frente (no es el caso del alcalde de la ciudad) tiene que ver sobre todo con dos variables: el Metrobus fue una solución ingeniosa en la avenida Juan B. Justo porque allí no puede construirse un subterráneo (por debajo corre el siempre chúcaro arroyo Maldonado). Pero abajo de la 9 de Julio, en cambio, hay un tren subterráneo con las mismas terminales que el Metrobús ahora terminado, cuyo horror tercermundista ya brilla por encima de los árboles, con sus centelleantes paneles de vidrio o plástico que en pocos meses serán un cúmulo de desperdicios (¿por qué no habría de ser así, si el resto de la ciudad hiede a toda hora?).
Hubiera convenido reforzar los trenes subterráneos de la línea C, hacer que los ramales de TBA (ex-Mitre), que tienen la misma trocha, entraran directamente al túnel subterráneo de la línea C, y no se detuvieran en Retiro sino que llegaran hasta Constitución. Hubiera convenido, llegado el caso, ampliar los carriles centrales de la 9 de Julio y reservar Cerrito y Carlos Pellegrini (y sus continuaciones) para los colectivos, para que éstos no tengan que circular a contramano, creando un vértigo perceptivo sólo comparable a la alienación mental de los urdidores del proyecto que, para peor, nadie se atreverá a desmontar nunca.

viernes, 26 de julio de 2013

Las herejías de León Ferrari

por Roberto Jacoby para Crisis, 50 (Buenos Aires: enero de 1987), p. 71.

Se dice que los artistas no saben lo que hacen, que la estética transcurre en el momento incierto donde nace una representación de la verdad, como un ángulo o perforación hacia una imagen que, de pronto, se hace evidente, necesaria, pero que no estaba un segundo antes. De este modo, justifican su existencia los interpretadores de arte. Para ejercer esa ocupación no tienen más remedio que proyectar sobre la obra otros lenguajes, códigos tomados de otro plano de la producción simbólica de los que ya disponía previamente.
La tensión de lo que no está explicado trata de relajarse por medio de referencias. Así, cuando recibí noticia de los planos arquitectónicos de León Ferrari llegaban por correo, era arte postal a fines de la década del 70, me fue imprescindible entenderlos. Esa inquietud probaría, al menos subjetivamente, que se trataba de obras de arte. A toda luz, se trataba de una arquitectura imposible, no construible. Por más que Ferrari les diera el aspecto de copias heliográficas, su 1,20 m de ancho por 12 m de largo, estaban por entero cubiertos con el mapa de miles de dormitorios, comedores, oficinas, baños, cocinas y pasillos habitados por miles de personitas. Todo indicaba que esos laberintos sin lógica (y “sin centro”) no podían, tampoco, pertenecer al género de la arquitectura utópica. Nadie se atrevería a proyectar un destino tan horrible para la especie humana. La standarización de la vida se veía de manera brutal debido al uso insistente, indiscriminado, de un sistema industrial de figuración, el Letraset, marca registrada. Ese urbanismo era tan disparatado como inquietante. A lo largo de los planos podían fabularse situaciones que se dudaba en definir como irrisorias o como trágicas: destinos de gente que no se sabe adónde va porque toda la distribución espacial y las conexiones entre lugares y funciones carecen de sentido. La técnica de representación de la industria de la construcción precomputacional era utilizada como efecto de extrañamiento: el tipo de arte que elabora unidades elementales prefabricadas para otro propósito. Una suerte de objet trouvé, la operación Duchamp ejercida no sobre el objeto-signo, sino sobre una clase especial de signos hechos para diseñar el espacio social urbano. O, más precisamente, pensé, los lugres de encierro. Esa era la clave: se trataba de una vasta cárcel. Una visión traspuesta de la teoría foucaultiana del poder, al menos, de alguna de sus tesis: el dispositivo panóptico donde un ojo soberano vigila sin ser visto, mientras que los observados no se conectan entre sí más que parcialmente. Un territorio que se ordena a fin de disciplinar. El caos que trata de evitar no devendría solo de la acción incontrolada de la muchedumbre, sino de cada minúsculo vínculo de unos con otros. Un aspecto esencial del poder sería la capacidad para organizar el espacio en forma de máquina de comportamientos. Toda la cuadriculación de las ciudades modernas, los sucesivos sistemas clasificatorios de los cuerpos, formaría parte de esta tecnología muda que se impuso en la edificación de escuelas, prisiones, hospitales, fábricas, oficinas y viviendas. En su carpeta Hombres, de 1984, Ferrari ejercía un estilo cada vez más neutro, deshumanizado, un contrapunto respecto de los manuscritos, caligrafías imposibles para una técnica mecánica, que Ferrari usaba desde veinte años antes. Por suerte, una vez que este sentido se hacía presente permanecía siempre un resto incomprensible, “loco”, que invitaba a pensar una idea distinta cada vez.
Por ejemplo, los diseños de selvas y jardines (plantas de plantas), también hechos en Letraset, recuerdan a las pinturas de la selva que realizan los aborígenes de Ecuador, en corteza y con tinturas vegetales. Aunque no hay ningún árbol sino un laberinto de líneas, generalmente rectas, sus autores las consideran perfectas representaciones de la jungla. Cárcel, laberinto, selva, ciudad.
Y aunque se trate de leer los “hombres” y las “plantas” de Ferrari, marca registrada, en forma independiente del imaginario político social, ellos saltan de uno a otro campo ficcional: el más teórico psicoanálisis o la práctica ingeniería del comportamiento. Figuras repetidas, repetición de figuras, figuración de repeticiones, podrían aludir no olvidar que la carpeta que recopila estas obras se llama Hombres– a la constitución del sujeto. “Por la repetición el sujeto del inconsciente tiende a la supresión de la diferencia; así trata de obliterar el abismo que lo constituyó”, dice Nicolás Peyceré. Desde el principio sugerimos que estos esquemas iluminan otro campo, inmediato y real en este Cono Sur: el campo de concentración. Con ello se tornan obras de actualidad histórica, documentos de época.
La regimentación de los cuerpos también se observa en las escenas donde aparecen masas, corrientes humanas, flujos de hombrecitos que marchan, casi siempre siguiendo esquemas de fácil matematización: círculos, sinusoides, cuadriláteros. Podría especularse que la uniformación encuentra apoyo en formaciones inconscientes. O bien que, al presentar un espejo, Ferrari desafía a una rebelión contra esos absurdos desplazamientos físicos, contra las ridículas prisiones en que persiste el ser. Hay algo que subleva más que la injusticia en sí: su carácter innecesario.
En Paraherejes, su último libro de láminas, de 1986, Ferrari también trabaja sobre imágenes ajenas (técnicamente: una intericonicidad deliberada y ostentosa), en su mayoría proveniente de Durero y del arte religioso occidental, yuxtapuestos a grabados y a miniaturas del Tantra y del Taoísmo chino, japonés, indio y nepalés. Los collages remiten a una polaridad tan conocida que es casi trivial: la amenazante noción de “pecado” en Occidente como opuesta al erotismo integrado dentro de la cosmovisión oriental. La cuestión es, tal vez, más compleja: en la tradición judeo- cristiana, la culpa y temor al castigo deben ser considerados parte de una forma perversa del placer. El sadomasoquismo se hace evidente al poner unas fantasías culturales junto a las otras. Los infernales frescos de Signorelli en la catedral de Orvieto tan entrelazados con el descubrimiento de los fenómenos psicoanalíticos plantean algo parecido. Lo herético y lo erótico. La cuestión del infierno se desarrolla más aún en las últimas propuestas de Ferrari (en realidad, el material de origen religioso ya aparecía en La civilización occidental y cristiana, de 1965, que ocasionó un episodio de censura en el Instituto Di Tella; y en su collage literario Palabras ajenas, de 1967). A partir de un ofrecimiento municipal del Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires para rediseñar ambientaciones urbanas (que luego fue retirado, sin explicaciones convincentes), Ferrari propuso una catedral inversa, solo para herejes. En un terreno delimitado en forma de iglesia y situado en la Plaza San Martín, se reunirían quienes descreen del infierno. Desde allí esparcirían su fe hacia el mundo exterior.
Desmentir el infierno se ha convertido en el principal interés temático de Ferrari. Según el artista, las amenazas de castigo bíblico están más metidas adentro de nosotros, dan más miedo, son más paralizantes que la información que recibimos de las torturas que se aplican acá o allá, y es preciso librarse de ellas. El reino de los demonios sería la matriz emocional del terror. Aunque resulte difícil de creer, este planteo produjo escozor incluso entre un sector de la intelligentsia democrática, que lo consideró algo fuera de lugar.
Al parecer, la resignación exige, para reproducirse, de un mundo peor, y una religión de puro paraíso resulta actualmente más incómoda que el mismísimo ateísmo.


Extraído de Jacoby, Roberto. El Deseo nace del derrumbe, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2011, pp 298-301 editora Ana Longoni.
Vía ramonaweb.




Noches turcas


por Daniel Link para Soy



Estambul es una ciudad de una belleza que no podría sobrevalorarse: construida sobre siete colinas, se precipita por un lado al Bósforo (media ciudad es asiática; la otra, la turística, europea) y, por el otro, al Cuerno de oro (de un lado quedan los barrios “modernos”, Taksim, Galatasarai, donde yo viví; del otro, Sultanahmet, con sus mil mezquitas, y sus minaretes desde los cuales, a la hora de la llamada, los orantes se contestan entre sí.

El resto de Turquía es igualmente impresionante: Troya, Éfeso, Pergamon, las ruinas licias de Kekova, la tumba de San Nicolás (Papá Noel), pero nada se compara con la belleza de Estambul, la ciudad que no es la capital de Turquía, pero es, en algún sentido, la capital del mundo.

Estambul es la puerta de Oriente hacia Occidente, y viceversa: recorrerla equivale a situarse en un umbral donde los flujos turísticos y migratorios se cruzan en todas direcciones: están las familias y las locas de los países musulmanes que vienen a Estambul a respirar Occidente y las familias y las locas de los países occidentales, que vienen a Estambul a tocar las Mil y Una Noches.

Por supuesto, semejante compuesto de nacionalidades es inmediatamente erótico, y uno puede sentarse (con la boca abierta) a contemplar a un joven árabe tomando una cerveza hasta que éste nos pregunte: “¿Qué te parece la vida gay?” Y uno contestará con un gesto que quiere decir “¿Qué vida gay?” y él se reirá (y uno querrá morir, por la belleza de esa risa) y contestará: “Deberías conocer mi país, entonces...”.

Estambul es bastante laica, pero, al mismo tiempo, el erdoganismo del que Turquía trata de desprenderse, ha dejado rastros de autoritarismo por todas partes, especialmente en el mundillo de las locas. La europeísima página de contactos sexuales gayromeo.com está prohibida (lo estaba hace dos años, por lo menos) y para acceder a sus servicios había que instalar un programa que desviara la conexión a un servidor remoto. Si uno va a una discoteca, verá que, antes de entrar, los empleados de seguridad revisan los paquetes de cigarrillos de los hombres y las carteras de las mujeres, de donde confiscan todas las pastillas, incluso las anticonceptivas y los analgésicos. Y si uno entra a un Hamam, saldrá apaleado porque el masajista en modo alguno deja que se confundan sus pericias con caricias y entonces apela a la brutalidad más macha (tan macha como la lucha turca, deporte nacional).

Como en Estambul las mujeres y los hombres son de una belleza superior (sobre todo, porque Turquía es un país multiétnico y quienes vienen de la frontera con Siria son muy diferentes de los que vienen del litoral marítimo asiático, etc.), es probable que la loca experimental, apurada por llegar a otro destino, encuentre un poco cansador el sistema de protocolos que deberá enfrentar para entablar relación con los nativos.

Pero conviene sentarse en cualquier bar en los alrededores del funicular de Gálata para ver pasar los mejores ejemplares de la juventud dorada estambuleña. Algunos enormes y barbados como el estereotipo, otros delgados, pálidos y de ojos claros, incluso algún rubio (en alguna parte de su geografía, lo turco y lo eslavo se tocan) para darse cuenta de que el placer no siempre reside en el contacto físico sino, muchas veces, en la observación desinteresada. Además todos están misteriosamente contentos y son amables como en pocas ciudades podría esperarse. Los jóvenes de sexo masculino, que muchas veces no hablan ni entienden inglés, suelen ir a los bares y discotecas acompañados de algunas amigas (sí, están todavía en ese estadio), que sirven de intérpretes (porque las chicas dominan mejor la lengua del imperio) mientras se consuelan de las miserias de su heterosexualidad (“mi marido está mirando películas de terror; o eso dice...”).

Después de haber pasado una temporada en Estambul, me convencí de que si Europa se salva del abismo en que se encuentra, será por Turquía y no por otra cosa.

Eso sí, si en algún bar están jugando al dominó (adicción que entre los seguidores turcos de Mahoma reemplaza al alcohol, que ha sido severamente restricto por el gobierno de Recep Erdogan), mejor es seguir de largo: ahí sí que no pasa nada.



jueves, 25 de julio de 2013

Cero dark




miércoles, 24 de julio de 2013

martes, 23 de julio de 2013

Itifálico

Para Leonardo era así:


Para Cesare Cesariano, mejor así, itifálico:


Después vinieron el manierismo, el barroco, el expresionismo abstracto, Mapplethorpe, el rugby, los tatuajes, las peladas y el coming out:



lunes, 22 de julio de 2013

Preguntan si....

Daniel Link might object to the label, but he is indeed a public intellectual of the most traditional sorts. His public interventions are scattered across a variety of mediums, from novels to literary criticism, blogs and weekly newspaper columns, and though diffuse they form a net that Link casts about to capture the elusive nature of the “contemporary”.
By turns authoritative and provocative, highly erudite and risqué, Link manages to bridge the divide between institutional respect as chair of 20th Century Literature at the University of Buenos Aires (UBA) and champion for the young, the marginal, and iconoclastic. Amid his frenetic schedule of conferences, teaching, and writing, Link was kind enough to speak with Argentina Independent about contemporary Argentine literature, the creative uses of obsolete technology, and how “good literature” is passé.

Entrevista de Nicolas Allen para The Argentina Independent

You’re currently director of the program Estudios Literarios Latinoamericanos in the UNTREF (Universidad Nacional Tres de Febrero). How are you thinking these days about “Latin American literature”, particularly contemporary Latin American literature. Is there something about the present moment that led you to establish the program?

In the last few years I’ve been thinking more and more obsessively about the “Latin America issue” and in my last book of essays, Fantasmas, I outlined the coordinates for that obsession (which included, like the stories of Borges or the Name of the Rose, a “missing book”). The last section of ‘Fantasmas’ (‘Ghosts’) is a probing interrogation of that issue that coincides, I feel, with the turn-of-the-century, and, therefore, with a paradigm change from the Cuban dilemma to the Bolivarian trilemma [ed. The interviewee is here referring to a shift away from dualisms typical of the 20th century, i.e. liberation vs dependence; civilisation vs barbarism, etc., to a more contemporary regional and multi-polar vision of the world].
It seems to me that the experience of Chavismo in Venezuela (independent of the opinion one might form about that government) has obligated us to think about Latin America along new lines, or along lines that were already there, but had not been sufficiently examined, like MERCOSUR, whose fundamental milestone was the expansionary model of Alfonsin’s Republic.
Then, there are always the relations of friendship and fascination (in my case, for Brazil, Mexico, and the Andean cultures). Not so much a question of identification – I have nothing in common with those traditions – as one of desire. Why am I drawn to that which I am not?

La entrevista completa puede leerse acá.



domingo, 21 de julio de 2013

Hola, soy Darks



(¡gracias, Giuseppe!)


sábado, 20 de julio de 2013

Poesía concreta 2013

Por Daniel Link para Perfil

No generalizo, cuento lo que a mí me pasa: empiezo escribiendo a partir de un título y me dejo llevar por él. A veces termino en lugares inesperados, como la semana pasada, cuando esperaba hablar de las nuevas caligrafías y terminé hablando de los viejos corruptos.
Disfruto desde hace tiempo de las ambiguas ventajas de un “teléfono inteligente” que me regalaron. Poco es lo que el aparato ha hecho para demostrarme su sagacidad o sabiduría, y todavía lo considero muy por debajo del lavarropas en la escala zoológico-mecánica de la que participa (ni uno ni otro, por cierto, están a la altura de las ominosas fantasías de antaño: Terminator o su excecrable secuela, Matrix), pero hay un aspecto en el que, lo reconozco, el adminículo borderline ha despertado mi simpatía.
Su sistema operativo se llama android, y facilita a sus usuarios un método para el ingreso de texto llamado swipe, que consiste en deslizar la yema del dedo sobre las letras sin levantarlo. El programa deduce la palabra que uno quiere escribir y, la mayoría de las veces, acierta.
Como soy muy torpe manipulando teclados diminutos, uso siempre esa opción que, además, me permite mejorar mi “trazo” procurando que, “mientras” escribo, el dibujo resultante sea sino bonito, por lo menos elegante y continuo.
Hace tiempo que vengo subrayando el hecho de que las nuevas tecnologías no niegan sino que reactualizan la antigua cultura humanista. Esta última invención me convence todavía más de lo mucho que nos parecemos a los antiguos copistas del medioevo. Y diré más, ya que estoy en esta veta delirante: nuestros procesos de escritura se aproximan cada vez más al dibujo con pincel propio de los calígrafos chinos. No importa si la palabra “exacta” se corresponde con el rumor de pensamiento que uno quería poner por escrito, sino la belleza y la armonía del trazo. Y eso es poesía en su forma más alta. Y la poesía es un arma cargada de futuro.


viernes, 19 de julio de 2013

Soy de Prescolar



jueves, 18 de julio de 2013

Para mí que se volvió poscomunista....

Estatuas y momias

por Edgardo Cozarinsky para Espacio Murena

(...)
Finalmente, la estatua elegida −un modesto calco en yeso de Lenin− llega a la plaza, es instalada sobre un pedestal y los asistentes de decoración empiezan a trabajar la pátina para la filmación del día siguiente. Pero a la mañana la descubrimos derribada, destrozada; a modo de firma, una pequeña bandera estonia ha sido plantada en la nieve. El director de arte se limita a comentar: “No hay nada que hacerle, esa gente no dejó un buen recuerdo…”.
(...)

Acompañado de este video (que me llega por correo):




miércoles, 17 de julio de 2013

No comerás del árbol prohibido

por Daniel Link para Espacio Murena
(Buenos Aires: 16/07/2013)


Yo no tuve educación religiosa, porque mis padres participaban de cultos diferentes (mi familia materna era católica; luterana mi familia paterna). Abandonaron mi formación religiosa a mi voluntad y yo, como he contado en otra parte, elegí por amor: ni una ni otra. De todos modos, siempre me llegaban rumores de las diferentes clases de religión que mis compañeros de primaria tomaban. Lo que más me llamaba la atención era que, de los diez mandamientos, apenas tres fueran positivos (“Amarás a Dios sobre todas las cosas”, “Santificarás las fiestas”, “Honrarás a tu padre y a tu madre”) y el resto fueran prohibiciones o interdicciones (“No pronunciarás el nombre de Dios en vano”, “No matarás”, “No fornicarás”, “No robarás”, “No dirás falsos testimonios ni mentirás”, “No consentirás pensamientos ni deseos impuros”, “No codiciarás los bienes ajenos”).
Dios, en esas tablas (los mandamientos cambian según las religiones y los textos, pero todos se parecen a esas formulaciones), se me aparecía como una máquina censora que, por si algo se le hubiera escapado, delegaba en las figuras paternas la minucia y la prolijidad de las prohibiciones cotidianas (“no mirarás televisión antes de hacer la tarea”, “no jugarás con tus amigos a la hora de la cena”, “no te tocarás los genitales”, “no aceptarás caramelos de extraños”, “no cruzarás la calle con el semáforo en rojo”).
Todo eso, en mi infancia, se me escapaba, porque se había decidido que yo decidiera si aceptaba tal o cual canon de indicaciones negativas, pero me inquietaba esa figura severa que encontraba en el No la razón de su existencia, y que dictaba innumerables variaciones del No a sus súbditos.
Por supuesto, codicié y robé, mentí y tuve deseos impuros, pronuncié el nombre de Dios en vano y, con el tiempo, forniqué, sin haber dejado de amar la idea de Dios (eso que está por sobre todas las cosas), honrando en la medida de lo posible (y cada vez menos a medida que crecía) a mi padre y a mi madre y no santificando las fiestas, nunca jamás, ni ebrio ni dormido.
En cuanto a la prohibiciones, se me escapaba su sentido, salvo en lo que respecta al mandamiento supremo, “No matarás”. Nunca maté a nadie y todavía me domina una cierta incomodidad en relación con las muerte de los animales. No soy vegetariano, pero como poca carne, y se me recuerda todavía como un niño reconcentrado que, en la plaza, observaba la atónita marcha de las hormigas: jamás las sometí a una lupa, o eché agua en un hormiguero, ni zapatee sobre la línea de aprovisionamiento.
Podría decirse que me entregué, salvo por el “No matarás”, a una saludable ignorancia de los mandamientos y las leyes, a un anarquismo primitivo que, en mi primera juventud, confundí con un hedonismo irredento: hacer lo que me pluguiera, siempre que eso no dañara a los demás (ese era mi mandamiento soñado).
Una vez una amiga, antes de que yo tuviera ocasión de psicoanalizarme, me enfrentó con una cara de mí que me resultaba desconocida. “Vos tenés una relación neurótica con el trabajo”, me dijo Mónica Tamborenea (que estaba un poco loca, pero era inteligente y millonaria).

El texto completo, acá.


martes, 16 de julio de 2013

¡Lo dije yo primero!

Metrópolis
por Horacio González para Página/12

(...) por el tamaño de sus dilemas, por las decadencia vital originada en un gerenciamiento que disfraza su adocenamiento con túnicas de modernidad, (a Buenos Aires) se la pone en una situación tal que no sería absurdo hacer nuevamente la siguiente pregunta. Si en un tiempo muy próximo no habrá que tratar otra vez la mudanza de la capital. Sería el kairós, el supremo momento de Buenos Aires, con su otro nombre y trasladando muchas de sus funciones. La oportunidad de remover los obstáculos que ella misma se ha inferido. País adentro. Con otros acuíferos, nuevas estatuas depositarias de múltiples historias y la esperanza urbana renovada.


Si viene la Revolución Rusa, me voy al campo...



(Gracias, Edgardo)


lunes, 15 de julio de 2013

Un recuerdo...

... para Salvador Novo, poeta y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua que supo frecuentar la consulta del Dr. Voiers, "especialista en hemorroides y en otros deterioros traseros" ( Reyna Barrera en Salvador Novo: navaja de la inteligencia. México, Plaza y Janés, 1999, pág.104)
.



II



Si yo tuviera tiempo, escribiría

mis memorias en libros minuciosos;

retratos de políticos famosos,

gente encumbrada, sabia y de valía.



¡Un Proust que vive en México! Y haría

por sus hojas pasar los deliciosos

y prohibidos idilios silenciosos

de un chofer, de un ladrón, de un policía.



Pero no puede ser, porque juiciosa-

mente pasa la doble vida mía

en su sitio poniendo cada cosa.



Que los sabios disponen de mi día,

y me aguarda en la noche clamorosa

sábado, 13 de julio de 2013

La buena letra

por Daniel Link para Perfil 
 
No vale la pena seguir subrayando la baja calidad periodística (para no hablar del pésimo sentido del humor urdido por sus guionistas) del programa del señor Lanata. Después de todo, en su horizonte de debate está 678, otro de esos programas formulaicos de la televisión vernácula.
En cambio, las sucesivas “revelaciones” de un entramado de corrupción enquistado en el núcleo más duro de la actual gestión de gobierno (muchas de ellas ya expuestas desde hace mucho tiempo por la prensa escrita) quitan el aliento por la horrenda claridad del dibujo y la torpeza de sus participantes.
Es como si los involucrados hubieran perdido hasta el saber-hacer del corrupto, cuyo mandamiento principal es ocultar los rastros de la infamia.
La escritura ha sido siempre (desde Platón hasta Lévi-Strauss) una tecnología sospechada de contribuir al empobrecimiento de la conciencia humana o, sencillamente, de profundizar las diferencias sociales y los mecanismos de sujeción al poder. Pero, por otro lado, podría decirse, la masa de discurso escrito (de inscripciones, trazos, registros y documentos) constituye un archivo de lo vivido y lo actuado (y no necesariamente de lo pensado) que, debidamente intervenido, arroja los pavorosos resultados en el que el periodismo televisivo hoy tanto se regocija.
Como esa masa de inscripciones es, para cualquier ciudadano corriente, aplastante, muchas veces constituye una maraña indescifrable, una acumulación insensata para la cual hace falta una inteligencia siempre alerta para detectar las irregularidades y, por lo tanto, el camino del delito.
En términos de analogía: al dejar tantas informaciones contradictorias o incriminatorias sobre el propio lugar en el mundo, los corruptos no están haciendo buena letra.
Porque, si bien es imposible sustraerse a la compulsiva inscripción y registro de lo que uno es (es decir, de lo que uno hace) en los archivos públicos del mundo, se podría procurar un trazo elegante, un ideograma bello a la vista en el que la honestidad (verdadera o impostada) brillara con la luz que se merece. Los que resisten el mal de archivo propio de la época no son necesariamente los más coherentes sino los mejores calígrafos.
La caligrafía es el arte de escribir con trazos bien formados y, al mismo tiempo, el conjunto de rasgos propios de una persona, de una época, o de una comunidad. Por eso existen los peritajes caligráficos, que pretenden, más allá de la autenticidad, deducir del trazo, letra o inscripción una psicología entera.
El general con una mansión en un barrio cerrado, el monotributista magnate de la pesca o la productora cinematográfica que firma sus propios subsidios, no han hecho un bonito dibujo ni un trazo elegante de su paso por el mundo, y más tarde o más temprano los peritos calígrafos (o los críticos de la escritura, entre los que me cuento) les demostrarán su pereza o su ansiedad en el momento en que tuvieron que inscribirse en la historia.

jueves, 11 de julio de 2013

Y los brasileños, que se jodan


El programa completo, acá.


miércoles, 10 de julio de 2013

El Priorato


"Haré grandes cosas: lo que son no lo sé"


"aquí en Buenos Aires, creo que no le perdonamos el ser dominicano, el ser, quizás, mulato; el ser ciertamente judío"


lunes, 8 de julio de 2013

sábado, 6 de julio de 2013

Hola, te escucho

Por Daniel Link para Perfil

Un profesor famoso y amado en la Facultad de Filosofía y Letras, cada tanto decía en sus clases: “Yo no hablo para que me entiendan, sino para que me escuchen”. De lo que se trata es de que haya escucha, antes aún que la comprensión. Porque si hay escucha hay circulación de palabra, es decir, democracia.
La mala prensa de los intelectuales tiene que ver que con la complejidad de su discurso. Pareciera no querer entenderse que esa complejidad es muchas veces necesaria: no sólo porque las cosas, los procesos y las relaciones no son siempre fáciles de decir, sino porque, sobre todo, los intelectuales deben poner en perspectiva las palabras que circulan socialmente.
Se sabe que en nuestro país hay quienes ejercen la política sin que se les caiga una idea (principalmente la oposición, pero no generalicemos). Aunque de pronto (porque con el invierno y las heladas se nos vino encima el proceso electoral) las ideas proliferaran (lo que no es previsible), de todos modos habría que analizar las palabras que les sirven de vehículo y, una vez más, ponerlas en perspectiva.
Por ejemplo, sabemos que en esta elección podrán, si quieren, votar los jóvenes mayores de 16 años. Si quieren. Para ellos se ha diseñado una forma de participación democrática que a mí, ciudadano adulto, se me niega. La eximición de la obligatoriedad del voto para los mayores de 70 años tiene razones estrictamente sanitarias, pero la misma medida aplicada a jóvenes que están en la plenitud de sus facultades físicas sólo provoca una desigualdad insalvable ante la ley. Yo quisiera que se me otorgara el mismo derecho que a los más jóvenes registros del padrón electoral. La igualdad es eso y no otra cosa. Como los políticos han deducido que la incidencia de esos votos será mínima, no ha habido demasiada alharaca alrededor del tema, pero a mí me entristece que no se escuche nada al respecto.
La semana pasada me referí a las dos formas de democracia que conocemos: la liberal y la popular, que habría que analizar históricamente para poder pronunciarse en relación con ellas, pero lo cierto es que nuestra Constitución está pensada en relación con la democracia liberal (garantiza derechos y limita el ejercicio del poder mediante su distribución en una trinidad laica cada uno de cuyos cuerpos funciona con una lógica distinta, deliberadamente y no por error).
Sabemos que democracia y capitalismo se presuponen (son las dos caras de la misma moneda). Si de lo que se trata es de buscar una salida... ¿alguna idea? Yo, escucho.

jueves, 4 de julio de 2013

Éramos tan jóvenes...


Indice de Contenidos

Nota de la Editora (RF)
PRÓLOGO. NANCY FERNÁNDEZ


Selección de Ensayos y Poemas

Al voleo, lo que fue, lo que es, lo que será
MARIMÉ ARANCET RUDA

Filigrana
ALEJANDRA CORREA

A bordo del cadáver de Perlongher
JUAN LÁZARO REARTE

Cofrecito de Regalos
NATALIA ROMERO

Yo, pobre mortal...
SUSY SHOCK

Poema como ente o la cosificación meteórica
LILIANA PONCE

Motín de las Ballenas: teoría del haiku actual
ROMINA FRESCHI

El tiempo es la herida que gotea de Gladys Mendía
ROMINA FRESCHI

Pequeños botes cruzando lo negro del río
MARTÍN VÁZQUEZ GRILLÉ

II Festival de Poesía en el Centro. Crónica desde la Periferia
ROMINA FRESCHI

Quito:una mujer inca sentada bajo un árbol
ALEJANDRA CORREA

O Sea
REYNALDO JIMÉNEZ

Perseguir el eco que nos precede: la aventura transtemporal y extraterritorial de RJ
JUAN SALZANO

Comportamiento del poema
AMELIA BIAGIONI

El fulgor en movimiento(s)
VALERIA MELCHIORRE

El cuchillo de Abraham
MARIANO MASSONE

Mañana la mente puede
EDUARDO ESPINA

Apuntes de cangrejo: sobre la obra de E. Bustos
ROMINA FRESCHI

Obreras de lo real: Enjambre
MARÍA GUTIÉRREZ

Resistencia
ROBERTO ECHAVARREN

Miniatura con (des)gracia: poéticas post-95 desde Río III
ROCÍO POCHETTINO

Materia/ Consuelos
CARLOS BATTILANA

Revelaciones
ROMINA FRESCHI

Miguel Angel Bustos: la alucinación que piensa
REYNALDO JIMÉNEZ

La noche en el jardín
ENRIQUE SOLINAS

Culo Criollo
RODOLFO EDWARDS

El poema difícil
CHARLES BERNSTEIN

Acerca del poema "El cadáver" de Perlongher
ADRIANA KOGAN

La gracia de Perlongher
ROMINA FRESCHI

Arquitectura del cielo:Swidemborg Emmanuel
DIANA AISENBERG

Poesía Butoh
BLANCA LEMA

Veinte epigramas a Hugo Padeletti
BEATRIZ VIGNOLI

La persistencia
FERNANDO FAZZOLARi

Cromañón
JUANA ROGGERO

Escrito de memoria
GABRIEL YEANNOTEGUY


Difusión y venta de poesía
REYNALDO JIMÉNEZ


De la pobreza una estética
ANAHÍ MALLOL

Adiós a todo eso
KAREL NU

Campo intelectual y otros poemas
DANIEL LINK

La ola que lee
CÉSAR AIRA


Nota del Ilustrador (EZ)
Ilustraciones de EDUARDO ZABALA

Cronología de acciones de Plebella

COMPRÁ EL LIBRO DESDE AQUÍ 

La discriminación hecha gesto social

(imagina el texto leído por una de esas locutoras cachondas, con acento madrileño)

Social Seating

Social Seating (imagina leído con acento madrileño)

Si viajas sólo o quieres elegir quién va sentado a tu lado según tus afinidades, iberia lo hace posible con un nuevo servicio, social seating.
Si eres un fan de las redes sociales y cliente iberia plus y quieres participar de esta experiencia social, con esta nueva funcionalidad, te sugerimos tu asiento según las preferencias de tu perfil y de cómo quieres viajar:

trabajando, charlando o descansando

Este nuevo servicio te permite elegir el tipo de compañero de asiento que te gustaría tener (muy cachonda).
Para acceder, es necesario acceder a tu cuenta de Iberia Plus conectándote con tu perfil de Facebook.
En base a tus gustos y preferencias, te recomendaremos el mejor asiento disponible, al lado de la persona más afín, dentro del vuelo.


(Gracias, Liliana Viola)

miércoles, 3 de julio de 2013

Villa Martelli




Sándwich de Lanata

por Quintín para Perfil

Hace dos domingos que mi vecino Tabarovsky se dedica a defender al grupo Carta Abierta contra los ataque de lo que llama el “antiintelectualismo mediático” encarnado por Jorge Lanata y su programa de los domingos. El vecino arrancó hace dos columnas elogiando un artículo de Daniel Link en PERFIL. Allí, con Roland Barthes abajo y una no identificada “gerente de una multinacional televisiva con estudios de posgrado en la materia” arriba, Link se prepara con Lanata un sándwich de argumentos de autoridad: mientras Barthes lo acusa por adelantado de estúpido, la gerente califica su programa de “periodismo barato”. El meollo del asunto es que a Link y a Tabarovsky les parece mal que Lanata use un personaje torpe, confuso y fanático como parodia de los integrantes del grupo cuya cabezas más visibles son Horacio González y Ricardo Forster.
La caricatura del intelectual kirchnerista no es lo mejor de Periodismo Para Todos. Pero el absurdo profesor que justifica con tono enfático y amenazador los actos de corrupción que el programa denuncia, no me parece un ataque a los miembros de Carta Abierta por ser intelectuales, sino por haberse convertido ellos mismos en caricatura del intelectual cuando renunciaron al pensamiento crítico para dedicarse a la custodia retórica de las políticas del Gobierno, aun de las más autoritarias. Los integrantes de Carta Abierta tienen como todos los ciudadanos el derecho de expresar su posición política. Incluso si esta es partidaria y hasta pueden hacerlo en forma colectiva, como si uno pensara por todos. Pero los documentos del grupo no son un ejercicio de ese rigor intelectual que Tabarovsky les adjudica sino, ante todo, actos de propaganda que forman parte del enorme aparato de comunicación oficial y que se diferencian de expresiones más burdas (como el programa de calumnias mercenarias 678, en el que son asiduos invitados) sólo porque utilizan un lenguaje oscuro y alambicado, menos incomprensible que eufemístico, para justificar y apoyar lo que decide la Presidenta. Dado que el rigor intelectual es inseparable de la libertad, mal puede reclamar la independencia de su pensamiento, por ejemplo, un filósofo que se presenta como candidato a diputado de un partido tan vertical que no admite de sus legisladores la más mínima disidencia.
Pero dejemos el debate cotidiano entre los que apoyan al Gobierno y los que nos oponemos a él y del que Carta Abierta es sólo capítulo. Supongamos que por televisión se hiciera una parodia de los intelectuales sólo por serlo, como se hace la parodia de los políticos. Sería tal vez una compensación frente a tantos programas periodísticos en los que a quien tiene el membrete de intelectual se le otorga una insólita deferencia (“hoy tenemos el lujo de que esté con nosotros el intelectual X”, expresión que nunca se utilizará para introducir a un futbolista o a un carnicero). La pregunta (podría incluir a científicos, ganadores de premios literarios, etc.) sería por qué hay personas que gozan de privilegios en el trato y si no es democrático que esos privilegios se cuestionen desde el humor, aunque el humor incluye siempre una parte de prejuicio. Supongo que me acabo de hacer acreedor al mote de “antiintelectual”. Me han llamado cosas peores, pero sólo me ofendería si me dicen “corporativo”.

martes, 2 de julio de 2013

Final de temporada

Antes de adentrarnos en la última temporada de Dexter y en la tercera de Luther, que empieza hoy:



los últimos capítulos de Vicious:

5 y 6 (coming out incluido).

Pum, para abajo

Denuncian a Cristina Fernández por muerte de Néstor Kirchner

El expresidente falleció en octubre 2010 en su residencia de Calafate.

lunes, 1 de julio de 2013

Para las vacaciones de invierno




Tirana Unitaria



(gracias, Edgardo)