domingo, 26 de octubre de 2014

Una revelación

Con los calores últimos, las grandes contradicciones filosóficas quedan expuestas. Un estudiante de letras, en remera veraniega, deja ver el tatuaje en griego que se extiendo por la cara interna de su antebrazo:

 τὰ πάντα ῥεῖ καὶ οὐδὲν μένει

Como se da cuenta de que intento leerlo, agita el brazo y me dice: "Heráclito. Todo fluye, nada permanece" (en inglés, la traducción del célebre aforismo sigue mejor el ritmo pop del Panta Rei: "Everything flows, nothing stands still").
"Salvo tu tatuaje", le digo. Y agrego con una sonrisa: "paradójicamente". "Nunca lo había pensado de ese modo", concluye.  
Me quedo meditando en el asunto, porque justamente estoy escribiendo sobre tatuajes y signaturas corporales.

(anterior)


3 comentarios:

Anónimo dijo...

ὀξύμωρον

Saludos,
APG

Unknown dijo...

Yo la semana pasada estaba en migraciones y el funcionario que me atendió tenía tatuada en el antebrazo la frase "pienso, luego existo". un hombre cansado de poner sellos. ¿un kakfa?

Julia dijo...

Más o menos permanece: va a ir fluyendo con la progresiva decrepitud del brazo que lo porta, no?